Las instituciones de los argentinos de origen judío sufren un proceso de deterioro. La influencia de los sectores religiosos ortodoxos agrava la situación. Es imprescindible un cambio en el contenido y en las formas. Los argentinos de origen judío son alrededor de 280.000. Su presencia pública y en diferentes profesiones y actividades económicas y culturales supera largamente a lo exiguo de su población. Su actuación política en diferentes franjas ideológicas es significativa.
Esto quedó exteriorizado en el informe original de la Conadep: sobre un total de 8.956 desaparecidos denunciados hasta 1985, los argentinos de origen judío eran 1.117, o sea el 12,47%.
A dicho informe se lo denominó "NUNCA MÁS", que según recuerda el periodista Guillermo Lipis en su libro "Zikarón-Memoria. Judíos y militares bajo el terror del Plan Cóndor" fue propuesto por el rabino Marshall Meyer en memoria del grito de los combatientes del levantamiento del Gueto de Varsovia.
En el país se produjo en 1992 el atentado a la Embajada de Israel; y en 1994 a la AMIA, la mutual judía encargada de la asistencia social, la bolsa de trabajo y los cementerios.
La investigación de ambos atentados estuvo poblada de ocultamientos y hechos oscuros. En realidad llamar investigación a lo realizado para el esclarecimiento del atentado a la embajada es una licencia del lenguaje, al punto que ni la propia afectada actuó como querellante. En el caso de la AMIA, el atentado que produjo 85 muertos, como en un teatro del absurdo fue procesado el juez que lo "investigó" y todos los imputados dejados en libertad. Pocas veces se debe haber dado, incluso a nivel mundial, que el juez le pagara a un imputado para que acuse a otros y dicha circunstancia fuera filmada por el pagador.
Luego, semejante investigación, fue retomada por el fiscal Nisman, que es capaz de describir con lujo de detalles la ciudad donde se planeó el atentado, a 20.000 kilómetros de distancia, pero inhábil para encontrar un solo cómplice local. Incluso todas las investigaciones periodísticas descreen de la existencia de la famosa Traffic. Todo está inducido para seguir la pista iraní y descartar la pista siria que acerca la posibilidad de encontrar el hilo de la complicidad local.
La dirigencia argentina de origen judío que dirigía la DAIA entonces, presidida por Rubén Beraja, fue acusada de complicidad con el encubrimiento. La relación de Beraja con el menemismo a través de los redescuentos del Banco Central hacia el Banco Mayo que presidía, quedó como un estigma, y la sombra de ser partícipe de la manipulación de la investigación.
Si bien es incorrecto e injusto generalizar sobre la dirigencia argentina de origen judío que dirigen instituciones judías, es significativo lo transcripto por el periodista Diego Melamed en su libro "Los judíos y el menemismo". Ahí puede leerse: "¿Te das cuenta de por qué me robé la plata de los muertos de la AMIA? Tengo una sangre fría que me asombra". "El joven dirigente terminaba de negociar arduamente una seria cuestión judicial. Al colgar el teléfono me miró fijo y lanzó esa frase que nunca olvidaré". Sería una bomba periodística sin necesidad de ninguna presunta Traffic, si se revelara hoy la identidad del entonces "joven dirigente".
Reafirmando la mediocridad que atraviesa a buena parte de la dirigencia judía desde hace mucho tiempo, el periodista Guillermo Lipis pone en boca del actual canciller Héctor Timerman: "Recuerdo que Graiver, antes que lo secuestraran me dijo: "Nadie que es inteligente quiere ser presidente de la DAIA".
Confusiones
La forma de denominar y autodenominarse constituye una permanente fuente de confusión entre los integrantes de la comunidad que obviamente se extiende al resto de la sociedad.
Muchas veces, hebreos, israelitas, israelí, judíos se usan como sinónimos. Según Wikipedia "Los hebreos fueron un antiguo pueblo semita del Oriente Próximo y ancestros de los israelitas y los judíos".
Hoy israelí es el ciudadano del Estado de Israel. Israelita es sinónimo de judío. Y hebreo según Wikipedia "se utiliza ocasionalmente para designar a los judíos que utilizan el idioma hebreo. En algunos idiomas modernos, entre ellos el griego, italiano, rumano y muchas lenguas eslavas, el nombre de "hebreos" sobrevive como sinónimo de judíos".
Judío es para los religiosos todo aquél que haya nacido de una madre judía. En una concepción laica es todo aquel que se considera parte de una historia, una cultura y una tradición. Por lo tanto siendo la DAIA (Delegación de Asociaciones Israelitas Argentinas) teóricamente la representación política de los argentinos de origen judío y la AMIA (Asociación Mutual Israelita Argentina) encargada de la asistencia social, la denominación resulta imprecisa o en el mejor de los casos proveniente de otras épocas; se presta a confusión. Para que las cosas queden claras deberían denominarse: DAJA (Delegación de Asociaciones Judías Argentinas) y AMJA (Asociación Mutual Judía Argentina).
Pero no es un mero cambio de nombre lo que se necesita, sino fundamentalmente de contenido. No puede seguir siendo la DAIA una especie de extensión de la embajada de Israel a la derecha de la misma. Una seguidora incondicional, defensora acrítica del Estado de Israel. Resulta lógico que a un judío no le resulte indiferente, ni mucho menos, la suerte del Estado de Israel. Pero la DAIA no puede ni debe ser una prolongación de la embajada.
Actúa en forma similar a como lo hacían los partidos comunistas, defensores incondicionales de la política exterior de la Unión Soviética. No está de más recordar la desubicación de dichos partidos con relación a la política de sus respectivos países donde desarrollaban su accionar.
Sucede entonces algo similar con las instituciones judías. Así por ejemplo, el 2.7.2010, ante la presencia en el país del presidente sirio, sacó la siguiente declaración: "La DAIA repudia categóricamente la presencia en el país del presidente de la República Árabe Siria, Bashar Al-Assad en el marco de su visita oficial por Latinoamérica, incluyendo además a Cuba, Venezuela y Brasil. Bashar Al-Assad preside una dictadura en el Medio Oriente, en el que no se respetan los derechos humanos, las minorías son perseguidas y los opositores políticos son encarcelados y asesinados. La DAIA, representación política de la comunidad judía argentina, condena el virulento antisemitismo y antiisraelismo que el presidente Assad encarna, y llama a otros organismos, partidos políticos y asociaciones a expresarse en este mismo sentido condenatorio. (Firman: Aldo Donzis, presidente; Dr. Fabián Galante, Secretario). La Embajada se mantuvo en silencio.
Inútil será buscar una declaración condenatoria de la misma institución sobre la política de los asentamientos de colonos israelíes en territorio palestino. Mucho menos posicionamientos críticos sobre la invasión al Líbano, sino por el contrario, su total convalidación. Una buena oportunidad hubiera sido la presencia en el país del canciller israelí, Avigdor Lieberman, en el año 2009. Un hombre que con sus características formara parte del gobierno argentino, sería calificado de fascista. Se podría dar cientos de ejemplos similares.
Como representación de los argentinos de origen judío podrían reclamar por la posición de Israel alineada con Gran Bretaña sobre los derechos argentinos sobre las Malvinas. O tal vez sobre el desconocimiento del genocidio armenio o el apoyar junto a EE.UU y dos países inexistentes como Palau y las Islas Marshall la continuación del bloqueo a Cuba.
No parece la representación de los argentinos de origen judío sino una institución que invocando ese nombre mira los intereses de los argentinos judíos desde las perspectivas y preocupaciones israelíes.
Distintas varas de la DAIA
La DAIA es celosa custodia de la memoria de la Shoá. Lo cual es muy importante y además necesario. Pero tiene parámetros diferentes.
El Ministro de Economía, Amado Boudou, tuvo afirmaciones desafortunadas sobre dos periodistas, Candelaria de la Sota de Clarín y Martín Kannenguiser, de La Nación, mientras cubrían la Asamblea del Fondo Monetario; les dijo que si no querían "ser cómplices" de ambos diarios debían "renunciar y no trabajar más en esas empresas. Fue entonces que comparó a los enviados especiales con "los empleados que limpiaban las cámaras de gas durante el nazismo". El titular de la DAIA dijo que el ministro había banalizado el Holocausto y esperaba que se rectificase.
Igual actitud adoptó con el periodista Mariano Grondona cuando se pronunció de la siguiente manera: "La DAIA, representación política de la comunidad judía argentina, rechaza los términos empleados por el periodista Mariano Grondona para referirse a las juventudes políticas que acompañaron el sepelio del ex presidente Néstor Kirchner. En esa ocasión, el periodista Grondona comparó, en su programa del canal 26, a dichas agrupaciones con las juventudes hitlerianas, banalizando y disminuyendo la gravedad del rol jugado por estos grupos nazis". Hasta ahí hay coherencia. Pero la DAIA omitió que en el programa Hora Clave del periodista criticado correctamente, fue el escritor Marcos Aguinis, del riñón del establishment argentino y judío, en su condición de invitado, quien reflexionó que los chicos que se levantaron para saludar a la presidenta en un acto realizado en la Casa Rosada, le recordaba al nazismo. Sobre esto sólo silencio. Otra vez parece acertada la afirmación que entre bueyes no hay cornadas.
Igualmente la DAIA y su presidente, generalmente verborrágicos, entraron en un cono de silencio cuando el diario Página 12 reveló cables de Wikileaks. Bajo la firma de Raúl Kollman se puede leer: "Los cables emitidos por la Embajada de Estados Unidos en Buenos Aires y filtrados por Wikileaks a Página/12, revelan que Washington presionó a lo largo de varios años para que no se siguiera adelante con la investigación contra Carlos Menem, el ex juez Juan José Galeano, el comisario Jorge "Fino" Palacios y otros funcionarios por haber frenado y desviado la investigación del atentado a la AMIA. Los oficiales (norteamericanos) de nuestra Oficina Legal le han recomendado al fiscal Alberto Nisman que se concentre en los que perpetraron el atentado y no en quienes desviaron la investigación", se sostiene en un cable del 22.3.2008. "La Oficina Legal era, en realidad, un eufemismo, ya que se trataba de la cobertura usada por los hombres del FBI, que eran quienes verdaderamente presionaban para proteger a los que encabezaron la investigación inicial - Menem, Galeano, Palacios -, tradicionalmente afines a las posturas de Estados Unidos.
Esto podría ser usado por Irán para cuestionar la credibilidad e imparcialidad de la investigación", señala en el cable el por entonces embajador de Estados Unidos Earl Anthony Wayne, a quien no parecía preocuparle que la pesquisa por el desvío de la investigación del atentado había sido ordenada por el propio Tribunal Oral que juzgó el caso AMIA.
Poco tiempo después, el pedido de procesamientos que emitió Nisman fue convalidado por el juez Ariel Lijo y luego confirmado por la Cámara Federal. Washington ha usado la causa AMIA como una punta de lanza contra el régimen de Teherán, pese a que éste nunca fue acusado con anterioridad de atentados masivos contra civiles fuera del Medio Oriente. Sí hay imputaciones por asesinato de figuras opositoras en Alemania o Francia, pero no de la colocación de artefactos explosivos o coches bomba. Las únicas dos acusaciones de ese tenor son las de Buenos Aires: la de la Embajada de Israel y la de la AMIA. En un cable emitido cinco días más tarde - también filtrado por Wikileaks y dado a conocer por el diario El País de Madrid -, Wayne dice que van a tratar de averiguar qué otra información desclasificó Nisman de la SIDE y cómo frenar cualquier intento de uso de la nueva investigación por parte de Irán. También destaca las opiniones de dos informantes de la embajada: un importante dirigente de la comunidad judía y un funcionario del Ministerio de Relaciones Exteriores de la Argentina.
El dirigente de Familiares y Amigos de las Víctimas del Atentado contra la AMIA, Sergio Burstein, remarcó la dudosa objetividad de la fuente comunitaria citada en los cables de Wayne: Alfredo Neuburger, cuya identidad fue dada a conocer por lo publicado por El País. Al dar a conocer el cable de la embajada, el diario español tachó el nombre de Neuburger en numerosas oportunidades, pero en el punto 8, cometen el error de no hacerlo, con lo que quedó claro que la fuente de Estados Unidos es el funcionario de la DAIA, quien figura nombrado aunque con tachadura en varios tramos del cable del 27 de mayo".
El avance religioso
Desde hace aproximadamente dos décadas uno de los sectores religiosos ortodoxos que más ha crecido y aumentado considerablemente su influencia son los Lubavitch. Entre las diferentes causas que explican este crecimiento puede mencionarse que actúan como un partido político, tienen militancia evangelizadora, realizan una importante acción social para los sectores de la colectividad de menores recursos y es un lugar muy apto para la concreción de negocios de sus adherentes poderosísimos que pueblan sus huestes.
El periodista Alejandro Soifer ha escrito un esclarecedor libro llamado "Los Lubavitch en la Argentina" donde puede leerse: "El Holocausto fue parte de los sufrimientos de parto del Mesías de lo cual el Talmud habla... (Cuando llegue el Mesías) resucitarían los muertos y se aseguraría a los hombres la máxima felicidad física y espiritual, con todos los enfermos sanando y la anulación de la muerte... será una época en que los mandamientos de la Torá se observarán no por inercia, pereza o compulsión. La única ocupación de la totalidad del mundo será conocer a Di-s". Comenta Alejandro Soifer: "...aún hoy podemos verlos caminar por las calles de Buenos Aires bajo inclementes cuarenta grados de sensación térmica, como si estuvieran viviendo en ciudades de Europa oriental con temperatura bajo cero, y respetando en negro de luto por la pérdida del Segundo Templo de Jerusalén en el año 70 d.C. "Jabad Lubavitch siempre supo relacionarse con los ricos y poderosos... esto explica buena parte del financiamiento más generoso que consiguen los Lubavitch en donaciones: el acceso a un círculo de donantes de un nivel adquisitivo muy elevado".
La AMIA tomada por los religiosos
La AMIA ha cumplido tradicionalmente una importante tarea social. Hace unos años, en el 2008, los religiosos ortodoxos en alianza con una agrupación dirigida por el mediático y derechista rabino Sergio Bergman se hicieron cargo de la obra social. El rabino progresista Daniel Goldman sostuvo en una carta recordando aquellas circunstancias: "En el año 2008, una larga tradición pluralista fue desbarrancada de la conducción de la AMIA, una de las instituciones emblemáticas de la comunidad judía argentina... La ortodoxia religiosa primero, y luego el acuerdo entre ésta y un sector que, desde el punto de vista político no representaría típicamente al ala progresista de la colectividad, y que reunió a dirigentes de algunas organizaciones religiosas liberales y clubes, permitió a la primera hacerse del gobierno de la institución, marcando un lamentable momento en su historia".
Con relación al rabino Bergman, una de las últimas ediciones del mensuario de centro izquierda Nueva Sión, tiene una certera tapa donde tres figuras judías de carácter universal como Baruj Spinoza, Martín Buber y Maimónides se preguntan: ¿Que hemos hecho para merecernos a Bergman?
El presidente de la AMIA a partir del 2008 fue Guillermo Borger bajo la inspiración ideológica del rabino Samuel Levín quien se opuso al matrimonio igualitario y pidió sancionar al rabino Daniel Goldman quien se pronunció a favor. Se estableció arbitrariamente quiénes son judíos "genuinos", se desconocieron las conversiones realizadas por rabinos no ortodoxos y la ola fundamentalista llegó hasta los cementerios. El domingo 10 de abril se eligieron autoridades y la primera minoría volvió a ser la de los religiosos. Segundo, muy cerca de la primera resultó una lista laica denominada Plural, apoyada por los sectores progresistas, que intentó un regreso a ciertos atisbos de racionalidad. La suerte de la elección se define en un colegio electoral.
Mario Goijman, ex titular de la Federación Argentina de Voleibol y ex presidente Hacoaj, presente durante el escrutinio escribió: "La fiesta se empezó a poner violenta, los jóvenes adolescentes se subieron al escenario, y ya la pantalla con los cómputos no se podía ver, y al locutor ya no lo podía oír. Las conversaciones que había tenido con algunos ortodoxos mayores, que querían polemizar, usando sofismas, como el de comparar a Videla, el Dictador, con el niñito nonato de 8 meses al que no se permitió enterrar en suelo Judío" (1). El uso cerrado de lo que ellos interpretan de la Torá, llevado a extremos para justificar oscurantismo y cerrazón. El fanatismo sin sentido común. Discusiones sin final, porque la lógica racional, usando el cerebro y el corazón, chocaba con una Torá a libro cerrado, que se me asemejaba cada vez más al Corán o a los libros de Mao.
Sin posibilidad de discrepar. Todo era a todo o nada, dogma puro y cerrado, contra el sentimiento humano, y la educación que mamé, basada en el amor, el sentido de pertenencia voluntaria, el respeto por las ideas del otro.
Pero esto pasó antes; lo que me aterró fueron las legiones adolescentes, uniformadas de negro, siguiendo consignas que sin duda todavía no han podido racionalizar, saltando en una fiesta alocada, gritando sin dejar oír ni ver. Marcando un quiebre con los demás judíos, que no ven la luz, que ellos reciben de sus rebes (rabinos).
No me molestaba que festejen, era normal, pero sí me hería la prepotencia, frente a los pseudo judíos diferentes. Una fiesta de democracia, que debió marcar tolerancia y respeto por el otro, trastocada por niños que no pueden entender hacia dónde los lleva ese camino, en un futuro no muy lejano".
El periodista Sergio Danishewsky, desde otra perspectiva, escribió en Clarín del 12 de abril bajo el título de "Festejos y lamentos": Ciertos estereotipos cobraban vigencia en la colectividad judía. Están los que miran al cielo y agradecen al que - cómo convencerlos de lo contrario - volvió a hacerles un guiño. Y están los que se rasgan las vestiduras con sentido trágico, por lo hecho mal o por la incomprensión ajena. Exageraciones al margen, la victoria de la ortodoxia es la de un sector homogéneo, que llama las cosas por su nombre aún a riesgo de ser considerado retrógrado. Una administración austera y prolija y una afiliación masiva tres años atrás fueron sus claves. Y las grietas de las dos grandes listas laicas, claro. Las acusaciones de personalismo, ciertos apoyos indeseables, las dificultades para centrarse en las coincidencias y no en las diferencias. De un lado ensayan el festejo. Del otro, parece demasiado tarde para lágrimas".
Instituciones judías
Las instituciones de los argentinos de origen judío sufren un proceso de deterioro como otras que hacen al funcionamiento de los gobiernos nacionales y provinciales. Una dirigencia sin rumbo y con ideas poco claras o que la realidad ha dejado fuera de época, le dan cierta identificación con el desconcierto que tiene la oposición a Cristina Kirchner en sus diferentes variantes. Es imprescindible un cambio en el contenido y en las formas. Las limitaciones del progresismo facilitó el acceso de los ortodoxos fundamentalistas. Un paralelo del período Ibarra-Telerman abriéndole el paso a Macri.
Esto no significa desconocer la voluntad de trabajo y la generosidad de muchos dirigentes. Pero no es eso lo que aquí se cuestiona. Las instituciones de los argentinos de origen judío y sus dirigentes parecen impedidos de salir de los noventa. La influencia de los sectores religiosos ortodoxos agrava la situación.
Mientras sigan retenidos en el siglo XX, y algunos en el XIX, el futuro parece una película ya vista. Un replay de este presente.
Se refiere a que hace pocos días falleció el bebé de 8 meses de gestación de la Jazanit (oficiante religiosa) de Lamrot Hakol (centro comunitario judío ubicado en la localidad de Florida, Provincia de Buenos Aires). Cuando le fueron a dar judía sepultura, los encargados del cementerio de la AMIA que hoy gobiernan, le negaron el entierro. Cual Torquemada en la Inquisición, hallaron en su árbol genealógico sangre "impura" de la abuela del pequeño fallecido y le negaron el entierro. Esta chica, la madre, es oficiante religiosa de un templo "conservador" criada como judía, hija de una mujer que se convirtió y de un judío casado por templo. Ella está casada con un judío y tuvo que enterrar a su hijo en un cementerio privado.