Estados Unidos y Reino Unido intentan calmar las preocupaciones generadas en varios países tras el acuerdo nuclear con Irán, mientras el guía supremo iraní, Alí Jamenei, aconsejó una cierta desconfianza de cara a algunas grandes potencias presentes en las negociaciones.
En una carta al presidente iraní, Hassan Rohani, el guía supremo reconoció que la firma del acuerdo supone un «paso mayor», pero le instó a que «tenga cuidado de que las otras partes no violen el compromiso».
«Usted sabe muy bien que no se puede confiar en algunos de los seis Estados que participaron en las negociaciones», alertó.
No obstante, no precisó a qué países se refería del Grupo 5+1: Estados Unidos, Francia, Reino Unido, China y Rusia o Alemania.
Jamenei, guía religioso y político, la máxima autoridad de Irán cuya luz verde fue necesaria para las tratativas y el acuerdo, suele manifestar su desconfianza con Estados Unidos.
El presidente norteamericano, Barack Obama, que defiende enérgicamente este acuerdo, desafió a los que se oponen, en Israel y en el Congreso, a que propongan una solución mejor para impedir que Irán fabrique una bomba atómica.
«En realidad, sólo hay dos alternativas: la vía diplomática o la fuerza, es decir, la guerra», declaró.
El primer enfrentamiento de su administración con un Congreso escéptico tendrá lugar el próximo jueves. Los secretarios del Tesoro y de Energía, así como el jefe de la diplomacia John Kerry, participarán ese día en una audición en el Senado.
El vicepresidente norteamericano, Joe Biden, acudió por segundo día consecutivo al Congreso para intentar vender el documento acordado a los parlamentarios, en una sesión a puertas cerradas. Tras reunirse con los representantes demócratas, fue el turno de los senadores de la comisión de Asuntos Exteriores.
El Consejo de Seguridad de la ONU debe adoptar este lunes una resolución ratificando el acuerdo sobre el programa nuclear iraní, según fuentes diplomáticas.
Obama, que trata de tranquilizar a sus aliados en la región - Israel y las monarquías sunitas del Golfo -, preocupados por la creciente influencia de su poderoso vecino chiíta, prometió permanecer alerta, pero subrayó que Irán tiene un papel importante que desempeñar, en particular en el conflicto en Siria.
Kerry anunció que viajará el 3 de agosto a los países del Golfo.
Como muestra de esos temores, el ministro saudita de Exteriores, Adel al-Jubeir, advirtió a Irán, durante su visita a Washington, que no debe intentar utilizar el levantamiento de las sanciones para financiar «aventuras en al región».
Por su parte, el jefe de la diplomacia británica, Philip Hammond, que viajó a Israel para intentar tranquilizar a los líderes hebreos, aseguró que se tomaron «medidas sólidas» para impedir que Teherán fabrique armas atómicas.
El primer ministro israelí, Binyamín Netanyahu, extremadamente hostil al acuerdo, pidió a Hammond que solicite a Irán que cese sus «llamados al genocidio».
Durante una conversación telefónica con el presidente Rohani, el primer ministro británico, David Cameron, reiteró su deseo de reabrir la embajada británica en Irán, cerrada desde 2011, a raíz del vandalismo de manifestantes hostiles al endurecimiento de las sanciones de Londres contra Irán por el programa nuclear.
«Hablaron de cómo el acuerdo abre la vía a relaciones más sólidas en otros campos», señaló la portavoz de Cameron, que citó entre otros a la «lucha contra la amenaza» que representa el grupo yihadista Estado Islámico (EI).
Además de la apertura diplomática, Irán, cuya economía se resintió profundamente con las sanciones, espera ver desfilar a responsables políticos y empresarios interesados en este prometedor mercado en cuanto se empiece a cumplir el acuerdo, lo que llevará todavía unos meses.
Con 78 millones de habitantes, en su mayoría jóvenes, Irán cuenta con las cuartas mayores reservas del mundo de petróleo y las primeras de gas.
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