Una muestra en Reino Unido exhibe los dibujos realizados por niños judíos en el campo de concentración Theresienstadt de la ex Checoslovaquia durante la Segunda Guerra Mundial.
Las 40 imágenes ofrecen una mirada a la traumática experiencia de los niños, muchos de los cuales murieron a manos de los nazis.
Theresienstadt era, tal y como lo describe el Memorial del Holocausto de Yad Vashem en Jerusalén, «un campo-gueto», un sitio de tránsito para los judíos que «funcionaba como un asentamiento, un campo de reunión, un campo de concentración».
Unos 140.000 judíos fueron recluidos en este recinto, 15.000 de ellos niños. Según Yad Vashem, «aproximadamente el 90% de estos niños murieron en los campos de la muerte».
Brian Devlin, curador de la muestra, explicó que las familias en el campo comprensiblemente «trataron de ocultar a los niños el horror de su situación ocupando su tiempo libre con juegos, actividades educativas y dibujos».
El resultado es que se hicieron muchos dibujos, y Devlin señaló que los trabajos ofrecen una mirada a las mentes de los niños que los realizaron.
«Un dibujo es casi una página negra, pero se puede distinguir la línea de un tren negro que, supongo, está rodeado por la oscuridad de la perdición que les esperaba», destacó. «Incluso el Sol está rodeado de negro».
«Otro dibujo muestra a una madre y un padre y sus hijos siendo llevados a través de los campos a Theresienstadt. Están rodeados de granjeros furiosos que los amenazan con horquetas. Hace pensar mucho», añadió el curador.
No todas las imágenes son desoladoras. También hay muchos dibujos con momentos felices, que muestran a niños jugando, así como un dibujo de una fiesta de Pesaj.
«A los alemanes les gustaba usarlos como prueba para el resto del mundo de su supuesta humanidad», aseveró Devlin.
«Sin embargo, las pinturas y los dibujos muestran claramente a las tristes víctimas y sólo unos pocos están sonriendo», recalcó.
Las obras fueron cedidas en préstamo por el Museo Judío de Praga y después de ser exhibidas en Lancashire, Reino Unido, se expondrán en otras partes de ese país.
Devlin afirmó que los dibujos son, sin ninguna duda, conmovedores y tristes, pero también muy importantes.
«Es siempre valioso ver el mundo a través de los ojos de un niño. En este arte veo voces a través de las décadas», indicó.
«Muy pocos en Theresienstadt sobrevivieron y los nazis trataron de erradicar su recuerdo por completo. Este arte les da voz a las víctimas», dijo.
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