A los 102 años, Ingeborg Rapoport, judía alemana, es la persona mayor del mundo en recibir un doctorado. Si bien esta médica neonatóloga terminó su tesis a los 25 años - hace 77 -, no pudo darla por oposición de leyes racistas del nazismo
En conclusión, esperó toda una vida para defender su tesis y la razón era tan simple como horrible: razones «raciales».
En 1937, Rapoport era una médica graduada de la Universidad de Hamburgo, ubicada al norte de Alemania, y su especiadad era la difteria, una bacteria que mataba a decenas de miles de personas al rededor del mundo.
Durante 1938 trató a pacientes enfermos en un hospital local y ese mismo año envió envió su trabajo académico a la universidad. El 30 de agosto fue aprobado.
Pero hubo un problema. «Me dijeron que no tenía permitido realizar el examen oral», contó Rapoport al periódico «Wall Street Journal» que cita «Haaretz».
La razón era «racial» de acuerdo con las autoridades académicas de Berlín: si bien ella fue criada como protestante, su madre era judía.
Ante los ojos del extremismo nazi, Ingeborg - cuyo apellido de soltera es Syllm - era un "cruce judío de primer grado".
«Mi carrera como médica quedó reducida a escombros. Fue una vergüenza para la ciencia y una vergüenza para Alemania», afirmó.
Por aquellos años, muchos otros estudiantes judíos «no arios» fueron forzados a abandonar universidades.
Fue un tiempo devastador para los derechos humanos en Europa. Desde 1933, Adolf Hitler había sancionado leyes anti-judías restringiendo el derecho a trabajar, estudiar y hasta de contraer matrimonio.
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