El Papa Francisco, quien pisó suelo mexicano y sostuvo un histórico encuentro con la iglesia ortodoxa rusa en Cuba, es «un puente» entre religiones y su objetivo es «derribar barreras y murallas» entre los pueblos, afirmaron comentaristas israelíes.
La visita del Papa a Tierra Santa en mayo de 2014, poco más de un año después de haber sido consagrado, consolidó su imagen de líder ecuménico, señalaron.
«A Francisco le resulta muy importante acercarse al mundo judío por un lado y al ortodoxo por el otro. El objetivo del Papa es derribar barreras y murallas entre religiones y entre pueblos», dijo el analista Henrique Cymerman, uno de los impulsores de aquella visita.
Fue por ello que, en su momento, «atrajo al Vaticano también al patriarca Bartolomé I, que está en Estambul, y a muchos rabinos que lo visitan con frecuencia», añadió.
El Papa Francisco inició este viernes una visita a tierras mexicanas, donde recorrerá los estados de México, Chiapas, Michoacán y Chihuahua, además de la Ciudad de México, pero antes hizo una escala en La Habana, Cuba, para reunirse con el patriarca de la iglesia ortodoxa rusa Kiril.
Fue la primera entrevista personal entre un jefe de la Iglesia de Roma y su colega de Moscú desde el cisma, y se espera que abra las puertas a una histórica visita de Francisco a Rusia.
El Papa, quien declaró en varias oportunidades que considera «una prioridad» el acercamiento a otras religiones, comenzó sus contactos con ortodoxos y judíos mientras regía en Buenos Aires.
Sus visitas a la iglesia ortodoxa y a seminarios rabínicos en la capital argentina son capítulos destacados de su biografía.
Esos lazos quedaron en evidencia durante la ceremonia de su asunción papal, de la cual participaron rabinos amigos y hasta Bartolomé I.
Se trató de la primera vez desde el cisma de 1054 que un patriarca de Constantinopla, considerado «primero entre pares» entre los patriarcas ortodoxos, acudió a la coronación de un Papa católico.
Francisco y Bartolomé I volvieron a encontrarse precisamente durante la visita del Papa a Israel.
Francisco concretó así un arraigado sueño de Juan Pablo II, quien en varias ocasiones intentó reunirse con Alexei II, predecesor de Kiril.
Ese encuentro estuvo muy cerca de ocurrir en 2005 en Varsovia, pero Juan Pablo II falleció pocos meses antes de la fecha posible de la reunión.
Tampoco Benedicto XVI pudo verse con Alexei II, quien condicionó la reunión a una disminución del proselitismo católico en Rusia.
La presencia de ambos líderes en La Habana, este viernes, resultó una ocasión de enorme significado para el mundo cristiano.
Un encuentro semejante nunca podría haber tenido lugar ni en Roma ni en Moscú, explicó el monje ortodoxo Ioan Guatia, de la parroquia de San Cosme y San Damián de Moscú.
La reunión sirvió también para profundizar el rol renovador y de acercamiento entre pueblos y religiones que viene forjando el Papa argentino, incluyendo su recorrido de Tierra Santa.
Pero ese paso por Israel y los territorios palestinos es muy recordado aquí no solamente por el impacto de sus gestos, sino también por la controversia.
En los días que recorrió Belén y Jerusalén, Francisco dejó en claro que no le preocupa abordar francamente los asuntos más espinosos en cualquier lugar del mundo.
Durante la visita, en efecto, el Papa se declaró en favor de la existencia y seguridad de Israel, pero también abogó por la creación de un Estado palestino.
Y también tuvo tiempo de protagonizar un episodio polémico cuando se acercó a un tramo del muro de seguridad que separa a Israel de Cisjordania.
Según Cymerman, «nunca hubo un Papa que desde el primer día de su papado haya buscado medios, formas, para conseguir más paz» en el mundo.
Además, continuó, «hay un profundo realismo en el Papa. Yo he visto, personalmente, como él no solamente crea y da pasos para mejorar la situación, sino que es consciente de las enormes dificultades».
En ese sentido, recordó cómo el Papa buscó continuar sus esfuerzos en favor de la paz en Oriente Medio con la recordada plegaria conjunta que encabezó en junio de 2014 en el Vaticano junto a rabinos e imanes.
«El Papa Francisco es símbolo de paz, y lo demostró durante su visita a Tierra Santa», dijo por su lado el diplomático israelí Lior Hayat.
Según Hayat, vocero gubernamental durante el paso del pontífice por este país, el mensaje en favor de la paz y el repudio a la violencia serán - tal como ocurrió aquí en 2014 - elemento central del paso de Francisco por México.
Pero también habrá que estar atentos a otra característica fundamental de Francisco.
Al jefe de los católicos, destacó, le importa «el contacto directo con el pueblo».
«A diferencia de otros Papas, él es muy del pueblo y manda un mensaje muy claro en ese sentido», indicó.
Francisco, dijo, «necesita ese contacto y es de esperar que, en un país tan católico como México, se concrete no solamente a través de los escenarios y los politicos».
Hayat conoció a Francisco en Buenos Aires, cuando todavía era el arzobispo Jorge Mario Bergoglio.
Ahora sigue siendo «una persona muy especial», y la mejor forma de definirlo es con una palabra, «puente», explicó Hayat, «un puente entre los distintos pueblos, entre las distintas religiones».
«Además de ser el líder de la Iglesia católica», añadió por su lado Cymerman, «Francisco es un personaje quizás único hoy en el mundo en su calidad de gran estadista».
«Se trata de un hombre que ve adelante, que analiza la situación y llega a soluciones y a pasos concretos que le hacen un gran estratega», añadió.
Notas relacionadas:
Papa Francisco llegará a Auschwitz en verano próximo
Papa Francisco: «Ataques a Israel, antisemitas»
Papa Francisco a Rivlin: «Verdadero desafío es unir»