La resolución de procesamiento del terrorista uruguayo de 35 años que asesinó a puñaladas en Paysandú al dirigente judío David Fremd, deja en claro y abunda en los detalles por los cuales el juez encargado de la causa, Fabricio Cidade concluyó, sin lugar que se trató de un ataque hecho por iniciativa propia motivado por razones religiosas.
El magistrado, que imputó al asesino por los delitos de homicidio especialmente agravado, actos de odio y lesiones (por herir al hijo del fallecido), concluyó que el asesino «cometió un homicidio que es al acto de mayor violencia humana por excelencia, motivado por el odio que sentía hacia la comunidad étnica y religiosa que representaba su víctima». En su fallo, el juez Cidade también señaló que «los actos de violencia y odio resultan configurados al momento que ejerce dichos actos sobre su víctima debido a su condición de judío».
El procesado, que hace varios años se convirtió al islam y por tal razón adoptó el nombre de Abdullah Omar, declaró en el juzgado que se sintió «perseguido» por la comunidad judía y ubicó como «disparador» de esa supuesta situación «un incidente de palabras» que mantuvo en 2006 cuando era estudiante de magisterio con el entonces embajador de Israel en Uruguay a quien, durante una visita a Paysandú, «le recriminó la muerte de niños palestinos».
Según el testimonio del asesino que recogió el fallo judicial, entonces comenzó una «persecución» en su contra de parte de docentes judíos. El homicida agregó que fue perseguido por autoridades educativas «también pertenecientes a la colectividad judía» y eso volvió «insostenible» su carrera «al punto de ser separado de su cargo y tener que abandonar la ciudad de Paysandú» y eso hizo que llegara «al límite de su equilibrio emocional».
Si bien el imputado describió el episodio de la supuesta persecución, «no reconoció su participación en los hechos, señalando no recordar absolutamente nada desde que salió de su casa luego de encomendar el destino de su vida a Alá hasta que se encontró corriendo por las calles de la ciudad y fuera detenido por dos ciudadanos», sostuvo el juez Cidade.
Para el juez, el homicida actuó con premeditación ya que primero pasó por un local en busca de Fremd, luego volvió y al ver que el comerciante llegó lo atacó porque el comerciante - que además tenía activa presencia en la comunidad judía de Paysandú - «representaba o personificaba aquella comunidad que tanto odio le provocaba por la supuesta persecución vivida durante años».
El juez afirmó que «se trata de una persona que profesa una religión históricamente beligerante con la judía, por causa de ella mantuvo un incidente con un representante del Estado de Israel que marcaría su vida, que habría dado lugar a una supuesta persecución en su ámbito de estudios y en el ejercicio de la docencia como maestro, todo lo cual derivaría en un fracaso profesional y laboral».
«El agresor fue elaborando un proceso psíquico complejo que desencadenó en la resolución de dar muerte a una persona determinada por su condición de judío, desarrollando una serie de actos tales como encomendar su accionar a Alá mediante el rezo; elegir el arma que consideró apropiada, concurrir al lugar donde la víctima asistía todos los días, la que una vez ubicada recibió, sin mediar palabra, diversas puñaladas que habrían de herirlo mortalmente», agregó el fallo.
En la casa del procesado, además de elementos vinculados con la religión islámica como el Corán y atuendos religiosos, la policía ubicó «cuchillos de tipo militar que se encontraban clavados en un poste dentro de la casa y ropa camuflada tipo militar», detalló el juez.
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