Rusia ayudará a Egipto a desarrollar la central nuclear de Dabaa y a explotar las minas de uranio del país. Egipto sí tiene frontera con Israel - lo que no tiene Irán. ¿Podrá oponerse el Estado hebreo al desarrollo atómico de la primera nación árabe con la cual firmó un tradado de paz?
Egipto quiere que Moscú le ayude a construir la central nuclear de Dabaa, cerca de la costa mediterránea y a desarrollar el reactor nuclear experimental de Inshas, a las afueras de El Cairo. También busca su ayuda técnica para explotar las minas de uranio que hay en el país, la mayor parte de ellas en el desierto oriental, entre el Nilo y la costa del Mar Rojo.
El ministro de Industria y Comercio egipcio lo confirmó tras un viaje del presidente Mohamed Mursi a Rusia, donde se reunió con su homólogo Vladimir Putin.
«Vendrá una delegación rusa para exponer los detalles de estos proyectos tan pronto como sea posible», señaló el ministro Hatem Saleh. No está claro por ahora, no obstante, cómo piensa financiar el gobierno la reactivación del proyecto atómico.
En los años '50, el entonces presidente, Gamal Abdel Nasser, propulsor del panarabismo y un carismático líder, inició el programa nuclear egipcio en un momento de máximo orgullo y exaltación nacional.
La Guerra de los Seis Días contra Israel en 1967 se interpuso en su camino, y Nasser fue obligado a abandonar sus aspiraciones atómicas, de las que los académicos aún discuten sobre si en aquel momento tenían sólo fines pacíficos.
Hosni Mubarak retomó el proyecto, pero el accidente de Chernobil en 1986 amedrentó al mandatario, y también lo abandonó.
Ahora, el Egipto liderado por Mursi, asfixiado por la presión demográfica y sus demandas energéticas, quiere resucitar su proyecto nuclear, esta vez con la ayuda de Rusia.
La energía nuclear como fuente para abastecer a una población hambrienta de consumo energético estuvo en la mente de todos los presidentes egipcios desde Nasser, aunque los hechos históricos y, sobre todo, las dificultades económicas, no permitieron un gran progreso.
A diferencia de muchos de sus vecinos, Egipto cuenta con pocos recursos energéticos propios, incapaces de satisfacer la demanda creciente de un país donde la población creció dramáticamente en las últimas décadas y hoy sobrepasa los 83 millones de habitantes, el país más poblado de la región.
La situación se tornó especialmente delicada en el último año, donde la crisis económica que está arrasando el país, la subida de los precios y la creciente incapacidad del Estado para pagar la factura del combustible, provocan numerosos cortes de electricidad. En algunos barrios de El Cairo, las calles se van turnando para apagar el alumbrado público durante una hora diaria o más, y en las zonas rurales los cortes son ya de varias horas diarias. Los egipcios temen la llegada del verano, donde el intenso calor obliga a encender los aires acondicionados durante horas, y algunos de los ciudadanos más pudientes comenzaron a comprar generadores.
Aunque se llevaba años investigando, en 2007 Mubarak lanzó su programa de energía nuclear y su ministro de Energía entonces anunció la construcción de 10 centrales en todo el país para generar electricidad.
Ya lo había intentado en los años '80, cuando incluso llegó a negociar con Estados Unidos y Francia para la compra de reactores nucleares, pero el debilitamiento de la economía egipcia y la catástrofe de Chernobil le hicieron abandonar el proyecto.
Egipto firmó el Tratado de no Proliferación, y su honestidad pudo ponerse a prueba tras el colapso de la Unión Soviética cuando, según desveló uno de los cables de Wikileaks, se le ofreció en el mercado negro científicos, materiales e incluso armas nucleares, una oferta que Mubarak rechazó.
Desde ese intento, el único proyecto que se llegó a concretar fue la compra de un reactor de investigación a la empresa argentina INVAP en 1992, que está instalado en Inshas, a unos 60 kilómetros al noroeste de El Cairo. El reactor se utiliza para investigaciones y para abastecer su mercado interno de elementos necesarios en medicina.
La generación de energía para consumo eléctrico aún esta pendiente.
En 2010 se confirmó el lugar en el que se ubicaría la primera central, El Dabaa, en la región de Marsa Matruh, en la costa mediterránea, y que generaría una potencia de 1.200 MW. Pero fue entonces que llegó la «primavera árabe» y la revolución, y los planes se paralizaron.
No obstante, en 2011, el ministerio de Electricidad y Energía anunció que el proyecto seguiría adelante y que su objetivo era finalizar cuatro centrales para 2025, y que al menos una de ellas estuviera operacional en 2019.
Aunque varias empresas internacionales mostraron su interés por desarrollar el proyecto, el proceso de concesión continúa paralizado, algo que podría haber cambiado tras las declaraciones realizadas por el ministro Saleh tras el viaje de Mursi a Rusia.
En Egipto gobiernan los Hermanos Musulmanes, padres ideológicos de la organización terrorista palestina Hamás.
Queda por ver cuál sera la reacción del Gobierno de Jerusalén frente a tal desarrollo de acontecimientos, más aún cuando la península egipcia del Sinaí, que limita con el Estado hebreo y con la Franja de Gaza, se convirtió en un campo de acción de grupos yihadistas y organizaciones terroristas islámicas que atentan contra la seguridad de ciudades y poblaciones de Israel.