Organizaciones judías de Estados Unidos reaccionaron con enojo a una carta enviada por 15 líderes cristianos al Congreso legislativo pidiéndo que revise si parte de la asistencia de 3.000 millones de dólares que este país da a Israel no se usan para violar leyes nacionales.
Tras retirarse de una conferencia de diálogo interconfesional, varias organizaciones judías redoblaron sus ataques contra autoridades cristianas acusándolas de ser parciales respecto de Israel y hasta de antisemitismo.
En la carta, los líderes cristianos señalan que creen que la asistencia incondicional de Estados Unidos al Estado judío contribuye al «deterioro de la situación en Israel y en los territorios palestinos».
Ese deterioro, afirman, «amenaza con alejar más a la región de la posibilidad de concretar un acuerdo definitivo, sostiene el conflicto y socava los intereses a largo plazo en materia de seguridad de israelíes y palestinos».
La misiva fue enviada por autoridades de destacadas congregaciones protestantes como la Iglesia Presbiterana y la Metodista, la Iglesia Unida de Cristo y el Consejo Nacional de Iglesias de Cristo, entre otras.
Dichas instituciones exigen una «inmediata investigación sobre posibles violaciones de Israel a la Ley de Asistencia Extranjera de Estados Unidos y a la Ley de Control de Exportación de Armas», al tiempo que recuerdan que esas dos normas «respectivamente prohíben la ayuda a cualquier país que tenga un patrón sistemático de violaciones de derechos humanos y limita el uso de armas estadounidenses a la seguridad interna o autodefensa legítima».
Los líderes cristianos dijeron que su preocupación se basa en el cuestionable uso de armas estadounidenses así como en el informe anual del Departamento de Estado que, aseguran, «detalla las generalizadas violaciones a los derechos humanos cometidas por israelíes contra civiles palestinos, muchas de las cuales incluyen un abuso de armas suministradas por Estados Unidos».
Entre los grupos judíos molestos se destacan el Consejo Judío de Asuntos Públicos (JCPA, por sus siglas en inglés) y la Liga Antidifamación (ADL, por sus siglas en inglés).
El JCPA dijo que el silencio sepulcral de las iglesias cristianas frente a los ataques implacables contra judíos, a menudo desde sus propias filas, muestran a las claras la defensa fallida y el error de no decir toda la verdad sobre lo que ocurre en Oriente Medio.
La carta de los jerarcas cristianos motivó también críticas de todo el espectro político de figuras judío-estadounidenses.
El conocido neoconservador, Elliott Abrams, ex funcionario estadounidense que dirigió el Centro de Ética y Políticas Públicas, donde a menudo chocó con grupos religiosos por la paz, consideró la misiva como «el último capítulo de la interminable hostilidad hacia Israel que caracteriza a varias de las principales congregaciones protestantes».
Al igual que muchos grupos judíos, Abrams no apunta directamente a lo sustancial de la carta ni responde a la acusación de que Israel incurre en la sistemática violación de derechos humanos, sino que plantea otras cuestiones para justificar su opinión de que el motivo de la misma es una postura antiisraelí.
Puede tener razón en que «es poco probable que la carta de las iglesias vaya a afectar la asistencia a Israel», pero no explica por qué la comunidad judía reaccionó tan fuerte ante este pedido.
La más centrista organización judia, J-Street, también criticó la misiva aunque con un tono más conciliador.
«J-Street se opone a la propuesta de condicionar o recortar la asistencia a la seguridad de Israel», escribió en la revista «Newsweek», la vicepresidenta de su fondo de educación, Rachel Lerner.
«Como muchos de los esfuerzos para lidiar con esta compleja situación, la carta no logra sopesar el comportamiento de Israel con argumentos apropiados como, por ejemplo, los misiles lanzados desde Gaza sobre áreas pobladas de Israel», añadió.
«También cuestionamos el momento elegido para enviar la carta, pocos días antes de las elecciones en EE.UU, cuando este asunto sensible se parece demasiado a un partido de fútbol», observó.
El mismo argumento fue empleado por Abrams, JCPA y ADL. Pero la carta de las autoridades cristianas no pide cortar ni condicionar la asistencia, sino revisar si la misma cumple con la legislación estadounidense, como suele hacerse a menudo con la cooperación al exterior.
La misiva también menciona varias de las dificultades que atraviesa Israel, en especial los misiiles lanzados desde Gaza, y equipara de forma sistemática el sufrimiento palestino e israelí.
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