El Instituto para el Estudio y Políticas sobre el Antisemitismo Global (ISGAP por sus siglas en inglés) organizó en Jerusalén la 4ª conferencia internacional del Foro Global para Combatir el Antisemitismo, que contó con cerca de 500 delegados de 42 países.
Israel estuvo representado por el ministro de Economía, Naftali Bennett, y el vice ministro de Exteriores, Zeev Elkin.
El ISGAP es una organización que se dedica a la investigación académica de los orígenes, procesos y manifestaciones asociadas con el antisemitismo, así como otras formas de prejuicios, a escala global. Opera por medio de acuerdos con varias universidades de Estados Unidos, y actualmente está ampliando su área de acción al resto del mundo.
En este evento, el grupo latinoamericano presentó una Declaración de Principios en la que estableció que su objeto es enfocarse en las tendencias actuales del discurso y prácticas antisemitas en la región, especialmente en referencia al encubrimiento de la judeofobia como «antisionista» o «antiisraelí», tal como lo explica en su introducción:
«El ‘nuevo’ o ‘renovado’ antisemitismo ha asumido diversas formas en América Latina, y se expresa tanto en los niveles gubernamentales como en la sociedad civil. Entre otros ejes, este antisemitismo ‘renovado’ se refiere a acusaciones actualizadas de ‘deicidio’, ‘conspiración global’, ‘libelo de sangre’, así como la deslegitimación de Israel, distorsión o negación del Holocausto, ‘nazificación’ de los judíos e Israel, y acusaciones de que Israel es un ‘Estado apartheid’ que debería ser suprimido.
«Las estrategias para fortalecer estos ataques antisemitas incluyen propuestas políticas, diplomáticas y legales dirigidas a aislar a Israel. Esta tendencia es actualmente mainstream (está en la corriente principal), y así tal antisemitismo, que busca aislar y, finalmente, destruir a Israel, se ha vuelto políticamente correcto».
De acuerdo con esta Declaración, los dos factores que más han influido en la diseminación del «nuevo» antisemitismo en América Latina son la penetración de Irán en la región, promovida por los países del ALBA, y los «ecos» del conflicto palestino-israelí, que han encontrado una eficaz caja de resonancia en el llamado Foro Social Mundial, cuya última reunión se centró exclusivamente en este tema.
El equipo latinoamericano presentó asimismo un Plan de Acción, con propuestas de mejores prácticas o pautas para prevenir y desenmascarar estas nuevas formas de antisemitismo.
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