Nunca antes en la historia de las relaciones judeocristianas un papa había tenido charlas, desayunos, almuerzos y cenas con un rabino, incluso en días festivos para el judaísmo como el shabat, en los que el Pontífice comparte el rito de la bendición de los alimentos y supervisa si la comida de su invitado es kosher. Ahora, todo eso ocurre con el Papa Francisco.
«Y esto hay que contarlo porque nuestra amistad es una señal de que se puede avanzar en el diálogo interreligioso», afirmó el rabino argentino Abraham Skorka (63), amigo del ex arzobispo de Buenos Aires y protagonista en estos días de una situación sin precedentes entre un papa y un rabino en el Vaticano.