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Jerusalén: Grafitero convierte mercado en museo de historia judía

Berl Hahn y Solomón SouzaSolomón Souza, un londinense, y Berl Hahn, un neoyorquino, hacen del mercado Majané Yehuda de Jerusalén una galería artística con más de un centenar de grafitis que son una oda al judaísmo, a sus personajes históricos y a sus fuentes bíblicas.

Cuando se cierra el mercado, para Souza las persianas de cada tienda se convierten en un lienzo sobre el que narra con imágenes historias de los judíos y su pueblo en compañía de Hahn, que es su socio, productor y amigo.

«La idea surgió de manera espontánea mientras estábamos caminando por el mercado», relató Hahn, un estadounidense de 25 años que visualizó en una de las laberínticas calles los murales que supo materializar Souza.

Entonces, el grafitero de 21 años originario de Londres, pidió permiso a un conocido suyo y dueño de una de las tiendas para pintar sobre la persiana.

El resultado fue una cara borrosa sin identidad definida y, luego, por petición de los propios dueños de los comercios empezaron a pensar en personajes importantes de la historia de Israel y escenas bíblicas que después eran retratadas en vivos colores sobre el metal. Así comenzó el proyecto artístico.

«Lo que hacemos tiene que ver con la herencia judía y la creencia de que estando aquí, en Israel, debemos contar las historias de todo el mundo y los diferentes aspectos de la vida. Cada pintada se origina en una situación diferente», explicó Souza.

Hahn dijo que, con esta forma de arte, inspira a la gente.

«Poniendo a estos héroes como ejemplo podemos demostrar que el mundo es un lugar mejor gracias a las pequeñas cosas que podemos hacer», opinó.

Caras de importantes rabinos, un soldado beduino desconocido, famosos judíos como el director de cine Steven Spielberg o activistas históricas como la joven Sophie Scholl, decapitada durante la Segunda Guerra Mundial por oponerse al régimen nazi, son sólo algunos de los personajes que inspiran este proyecto.

Se entremezclan con las de «héroes locales» como Raju, propietaria de un restaurante que durante años dio de comer cada viernes a quien lo necesitaba.

«Pinte o no sobre judíos, sobre lo que sea, todo para mi tiene que ver con el judaísmo», señaló Souza y aseguró que cada personaje o episodio histórico retratado le ayuda a estar en Jerusalén, ciudad a la que emigró con 17 años para estudiar en una yeshiva (seminario rabínico).

Mientras asistía a uno de estos centros del barrio jerosolimitano de Nahlaot conoció a Hahn y surgió este dúo de inmigrantes judíos que, en un año, cambiaron el aspecto de 150 tiendas del mercado y tienen el objetivo de pintar los 210 comercios que aún quedan «en blanco».

«Me gusta pintar y me gusta hacerlo en la calle porque siempre le llega a la gente. Cuando comencé con en este proyecto nunca me imaginé que se convertiría en algo tan grande. Pero tiene muchísima fuerza y el poder de causar un impacto en la gente, que está muy receptiva», aseguró Souza.

Su abuelo, Francis Newton Souza, es considerado por muchos el padre del arte moderno indio, mientras que su madre, Karen Souza, Kohn, «es la responsable de que me dedique a esto», afirmó.

Souza y Hahn continúan con este trabajo, al que dedican gran parte de su tiempo y también de sus recursos, además de las contribuciones que reciben de amigos, familiares y admiradores, bajo la firme creencia de que cumplen con una misión.

«Queremos que el mercado se convierta en un festival de cultura underground durante el shabat, un sitio donde la gente pueda venir y aprender las distintas historias y experiencias de los últimos 2.000 años», dijo Hahn, puesto que las obras sólo pueden verse a plena luz los sábados, el único día en que todas las tiendas permanecen cerradas.


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