Un estudio realizado por investigadores israelíes Tsachi Ein-Dor y Gilad Hirschberger títulado «Sexual Healing» ha demostrado que la relación del sexo con el estrés es bidireccional, explicando que la actividad sexual en un día concreto suele anteceder a la relajación del día siguiente, y al contrario: «el sentimiento de nerviosismo nos hace más propenso a las relaciones amorosas».
Sin embargo, aunque el sexo es una de las mejores formas de poner un obstáculo a la creciente tensión de la vida diaria, algunas veces puede ser contraprudecente para las mujeres, ya que que el acto sexual es mucho más complejo para el genéro femenino que para los hombres, debido a que la naturaleza masculina se encuentra menos propensa a «tener sentimientos negativos provocados por sus relaciones del día a día con su pareja. Los investigadores aclaran que, en el caso de que en la vida conyugal no existan tratos positivos, los hombres y las mujeres se comportarán de maneras distintas. Así que, practicar sexo en una relación que no es detectada como positiva, puede ser aún más estresante en las mujeres que en los hombres.
«Lo que queremos decir es que las relaciones sexuales dependen más de la satisfacción de la relación del día a día en el caso de las mujeres que para el genero masculino», aclara el profesor Tsachi Ein-Dor. «Para los hombres, el coito puede ser una acción de mero alivio físico, y por lo tanto, depende menos de la situación social en el que se realiza. Afirma.
Los estudios arrojaron que el sexo ocasional puede ser estresante para las mujeres en las relaciones no satisfactorias, porque para ellas no son simplemente una acción de alivio sexual, sino que le dan un significado emocional.