«Es cierto que algunas fábricas se están trasladando del otro lado de la Línea Verde, y esto es un problema para los palestinos principalmente. A los israelíes no nos cuesta nada irnos 7 kilómetros más allá, pero ellos perderán su trabajo», advirtió Zeev Horovitz, jefe de ingenieros de Rolbit, una empresa de productos electrónicos que da trabajo a 30 empleados incluidos 8 palestinos.
Rolbit, que exporta a Estados Unidos, Francia e Italia, y que también exportaba a España hasta hace poco, está en el parque industrial Barkán, situado junto al asentamiento judío del mismo nombre, en Cisjordania, que alberga a unas 250 empresas de distintos sectores.
La empresa más conocida del parque, la Bodega Barkán, que empleaba a cientos de obreros, muchos palestinos, abandonó su ubicación hace ya algunos meses y ahora tiene su sede cerca de la ciudad de Ashdod.
Otras empresas siguieron su camino como consecuencia de la reciente decisión de la Unión Europea (UE) de etiquetar productos israelíes que se fabrican en los territorios militarmente ocupados por Israel para distinguirlos de los propiamente israelíes que se benefician de los acuerdos económicos bilaterales.
«En Rolbit los empleados palestinos trabajan en un área, mientras que los israelíes, principalmente mujeres de origen ruso, trabajan en otra área. Nadie va armado. Esto es más seguro que Jerusalén, y no hubo necesidad de incrementar medidas de seguridad a raíz del reciente levantamiento palestino», explicó el ingeniero Horovitz.
Yihad, uno de los empleados palestinos, trabaja en Rolbit desde hace siete años en la línea de embalaje. «Mi primo trabajaba aquí y me dijo que había trabajo, así que vine. Mi salario ahora es mejor que el que cobraba en mi aldea, cuatro veces más elevado».
Horovitz dijo que la empresa no asume riesgos y que los ocho empleados palestinos pertenecen a dos familias. «Cuando necesitamos a otro trabajador, ellos mismos se encargan de buscarlo dentro de sus propias familias. Eso es una garantía. No queremos sorpresas», explicó.
No están claras cuáles serán las consecuencias de la decisión de la UE. El ministerio de Industria israelí considera que la repercusión será mínima, tal vez de unos 10 millones de euros, puesto que Bruselas no prohibió la venta de los productos israelíes que tienen su origen en los territorios militarmente ocupados, sino que sólo ordenó su etiquetado, con el fin de que el consumidor europeo conozca el origen del producto.
Sin embargo, algunos empresarios que tienen sus fábricas en las colonias judías observaron que en las últimas semanas la venta de sus productos se incrementó en Europa.
Este fenómeno lo explican diciendo que hay consumidores judíos o consumidores que se identifican con Israel que en lugar de boicotear los productos los compran, de manera que la decisión tuvo un efecto contrario al esperado.
Sólo en 2005 la UE decidió que los productos israelíes fabricados en los territorios militarmente ocupados no debían beneficiarse de las ventajas de los propiamente israelíes, y fue necesario que transcurra una década para que se tome una decisión final al respecto, si bien los palestinos creen que los productos israelíes de los territorios ocupados simplemente no deberían venderse en Europa.
«El etiquetado de la UE es un paso atrás», indicó David Simha, presidente de la Cámara de Comercio Israelí-Palestina, una cámara privada que en teoría no tiene ningún vínculo con el Gobierno, aunque defiende los intereses económicos de Israel.
«Nosotros creemos que la economía y los negocios contribuyen a la paz, y que nuestra misión consiste en crear puestos de trabajo, tanto para israelíes como para palestinos», aseveró.
El ingeniero Moshe Lev-Ran, director de exportaciones de Twito Plast, una empresa con 120 empleados, de los que 40 son palestinos de las localidades vecinos, lamentó que la decisión de la UE vaya a tener consecuencias negativas para los palestinos y vaya a perjudicar, en su opinión, las posibilidades de lograr un acuerdo de paz. «¿Qué pasará con los palestinos si la UE no compra nuestros productos?», se preguntó Lev-Ram.
El funcionadio afirmó que en 1967, cuando Israel ocupó Cisjordania, en la zona de Barkán solamente había montañas. Entonces a alguien se le ocurrió establecer un parque industrial y todo el mundo se benefició de la idea. Lev-Ram no quizo hablar de política cuando le preguntaron si no sabían que la apertura del parque industrial en Barkán contravenía la legislación internacional.
Twito Plast exporta a varios países europeos y a Estados Unidos, especialmente manufacturas para el aire acondicionado. El grueso de su producción viaja hasta América pero la empresa teme que la decisión de la UE repercuta negativamente en sus exportaciones, algo que todavía no ocurrió.
Dan Catarivas, presidente de la Asociación de Fabricantes de Israel, cree que hay mucha confusión con el tema del etiquetado. «La base de las relaciones económicas entre Israel y los palestinos se guía por el Protocolo de París, que se firmó después de los Acuerdos de Oslo de 1993, y que prevé el libre movimiento de los bienes israelíes y palestinos».
El volumen de las exportaciones israelíes a la Autoridad Palestina (AP) ronda los 4.000 millones de dólares, mientras que las importaciones de productos palestinos alcanzan los 791 millones de dólares, según datos oficiales de Israel. Además, el Estado hebreo controla todas las importaciones palestinas que se originan en otros países.
A la UE Israel exporta 15,5 mil millones de dólares, lo que representa casi el 32% de todas las exportaciones israelíes. De hecho, Europa es el principal socio comercial de Israel, y la decisión de etiquetar sus productos de los territorios militarmente ocupados constituye una medida que tendrá consecuencias muy limitadas en la economía israelí.
Se trata en principio de una decisión que tiene más peso político que económico.
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