Mientras más de un millón de israelíes continúan situados cerca de sus refugios, el Gobierno de Jerusalén elevó una fuerte queja a la ONU por los lanzamientos de 130 cohetes desde Gaza que estallaron en el sur de Israel, algunos de ellos después de la tregua anunciada.
El embajador israelí ante la ONU, Ron Prosor, se quejó ante el Secretario General Ban Ki Moon, declarando que «la vida de alrededor de un millón de israelíes están paralizadas» por los proyectiles.
Tres cohetes fueron disparados desde Gaza a Israel el pasado jueves por la noche, uno de los cuales fue interceptado por el el sistema de defensa antimisiles «Cúpula de Hierro».
Prosor afirmó que «mientras no haya tranquilidad en las comunidades del sur de Israel, no habá sosiego en Gaza».
Además, Prosor destacó la cooperación de Israel con la ONU, permitiendo que el material civil y la ayuda humanitaria lleguen a Gaza «mientras los armamentos continúan fluyendo en la franja de y los misiles siguen siendo disparados hacia Israel".
En la tarde del jueves, el Ejército israelí elevó el nivel de alerta a lo largo de la frontera con Egipto y ordenó a los residentes de las comunidades ubicadas cerca del Sinaí a permanecer en sus casas.
El Ejército reforzó unidades en la región, preocupado de que terroristas estén planeando nueos ataques desde la península de Sinaí.
Por la tarde, el Ejército redujo el nivel de alerta, pero mantuvo cerrada la Ruta 12 a lo largo de la frontera con Egipto.
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