Varias decenas de ultraortodoxos judíos se manifestaron en el Monte Sión de Jerusalén junto al edificio en el cual se encuentran, según la narrativa, la tumba del rey David y la iglesia que alberga el cenáculo, para protestar contra un supuesto acuerdo secreto entre el Gobierno israelí y el Vaticano para que este templo quede bajo jurisdicción de la iglesia católica.
El complejo, situado extramuros, es sagrado para las tres grandes religiones monoteístas, ya que además de ser el lugar que Santa Helena identificó como el de la Última Cena, los judíos consideran que alberga la Tumba del mítico rey David y los musulmanes otomanos lo utilizaron como mezquita.
«Estamos aquí para protestar por un acuerdo que no sólo se hace a las espaldas de la gente, sino que además niegan», explicó un joven manifestante ultraortodoxo.
El rabino del lugar, Avraham Goldstein, aseguró que el sitio se convirtió, sobre todo, en una atracción turística y que debería ser un ejemplo de convivencia entre las tres religiones.
«¿Por qué cambiar el estatus? Debe ser un lugar de peregrinación, de convivencia y de paz para todos», subrayó el rabino, quien dijo estar feliz de recibir y saludar al Papa Francisco durante la homilía que celebrará en el edificio en su próxima visita a Tierra Santa.
«Será el cuarto Papa al que tenga el gusto de recibir. Será más que bienvenido», recalcó.
El Papa Francisco, que realizará del 24 al 26 de mayo su viaje a Israel, Cisjordania y Jordania, celebrará una misa en el lugar del cenáculo.
Durante su visita al Vaticano el pasado 30 de abril, el presidente israelí, Shimón Peres, declaró a un diario italiano que se llegó a un compromiso sobre el cenáculo, cuyo uso es reivindicado por los católicos. Pero desde entonces no se oficializó ningún acuerdo.
La propiedad del edificio que alberga el cenáculo, custodiado por los Franciscanos desde hace siglos, es objeto de disputa entre Israel y el Vaticano, que se encuentran enfrentados en una disputa política, diplomática y económica desde la fundación del Estado judío, en 1948.
Desde hace unos años, Israel quiere cobrar una serie de impuestos a las diferentes iglesias por la propiedad y el uso de unos edificios construidos y custodiados por los cristianos desde antes de la existencia del Estado.
A la polémica se sumó en las últimas semanas un aumento de los ataques de colonos ultraderechistas judíos contra propiedades de palestinos y de las iglesias, tanto en Israel como en Cisjordania, que llevó a las autoridades religiosa a dar señales de alarma.
El patriarca latino de Jerusalén, Fuad Twal, advirtió de que estas acciones racistas «envenenan el ambiente» previo a la llegada del Papa, en un discurso pronunciado pocas horas después de que colonos radicales llamaran a la guerra santa contra el supuesto pacto secreto entre Israel y el Vaticano.
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