Esta semana, el ex jefe del Shin Bet, Yuval Diskin, aseguró que Netanyahu y Barak se convirtieron en una extraña pareja de «mesiánicos israelíes» en cuyas manos descansa la perspectiva de un ataque contra Irán.
Provenientes de tradiciones políticas opuestas y con experiencias y perspectivas mundiales diferentes, ambos líderes consiguieron forjar un estrecho vínculo, a menudo excluyendo al resto de la dirigencia israelí.
Para Bibi, un arma nuclear de Irán sería el equivalente del siglo XXI de la maquinaria de guerra nazi y la Inquisición española: el último intento por destruir a los judíos. Impedirlo es la misión de su vida. Para Ehud, quien desdeña rumores de un segundo Holocausto y se preocupa por la existencia de Israel, es un desafío sobre estrategia: «zonas de inmunidad» y «líneas rojas», los detalles operativos de un ataque en contra de instalaciones nucleares de Irán.
«Todos los dirigentes tienen Gabinetes de cocina, pero Netanyahu y Barak formaron una cocina de dos», destacó Nahum Barnea, columnista de Yediot Aharonot. «No debatieron sobre Irán con el resto del gobierno en semanas y están convencidos de que existe una sola forma de lidiar con Teherán: la de ellos».
Diskin, que trabajó estrechamente con ambos líderes, dijo que el Gabinete no discutió últimamente sobre Irán, pero destacó que la preparación detallada y organizada desde hace ya tiempo había pasado a la posibilidad de un ataque militar.
«De los dos mesiánicos», afirmó, «Uno se ve a sí mismo como un salvador, en tanto el otro vive para una buena operación. Son una pareja extraña que llegó a apreciarse. Juntos, controlan el tema y engañan a los ciudadanos».
Bibi es el líder del Likud y creció en la tradición revisionista del sionismo que tiende a maximizar el territorio y a afrontar decisivamente a los oponentes de Israel. Ehud creció en un kibutz, en las profundidades del corazón del sionismo socialista, y tras una larga y muy condecorada carrera militar se convirtió en el líder del Partido Laborista.
«En la superficie, al parecer son muy diferentes», comentó esta semana Daniel Ben-Simón, miembro de la Knéset por el Partido Laborista. «Bibi no puede desvincular a Israel del Holocausto. Se ve a sí mismo como el primer ministro del pueblo judío. Ehud es el máximo israelí, el príncipe del sionismo. Muchos pensaron que Barak contendría a Netanyahu con respecto a Irán. En vez de eso, se le unió en un espectáculo de dos hombres».
Si bien según Diskin, Dagán, Ashkenazi, Halevy y Arad, entre muchos otros, la gran mayoría de los expertos en seguridad teme una catástrofe si Israel ataca a Irán, Ehud y Bibi argumentan cada vez más que pudiera no haber otra opción. Su opinión es que dada la alternativa de Irán con armamento nuclear - el cual podría usarlo en contra de Israel directamente o a través de «clientes ideológicos», así como acicatear una carrera armamentista en la región - y las consecuencias de un ataque sobre Irán antes de que pueda volverse nuclear, es preferible esto último. Habrá un contraataque, destacan ambos: se perderán vidas y habrá destrucción de propiedades. Sin embargo, aseguran que es el menor de los dos males.
Bibi y Ehud se conocen desde hace mucho tiempo atrás y desarrollaron una fuerte dependencia mutua. La carrera política de Barak, que en alguna época parecía tan prometedora, ahora depende considerablemente de su relación con Netanyahu. Y dada la limitada experiencia militar de Bibi, sin el respaldo de Barak, quien es visto como un genio en la materia, él tendría problemas para ganar el apoyo hacia su política.
La opinión pública con respecto al tema no es clara, aunque Netanyahu sigue siendo muy popular y Barak es respetado ampliamente como ministro de Defensa. En encuestas sobre Irán, distintas preguntas que confunden a la población arrojan diferentes resultados. Un sondeo preguntó a israelíes si favorecían un ataque sin la ayuda de EE.UU, y una considera mayoría, 63%, respondió negativamente. Sin embargo, otro preguntaba si los israelíes consideraban que un ataque contra Irán era más riesgoso que «vivir a la sombra de una bomba nuclear iraní», y el 65% preferió el ataque, siguiendo la línea del argumento Bibi-Ehud.
Muchos dicen que es la inusual combinación de Netanyahu con Barak lo que podría conducir a un ataque, y si bien algunos se sientes seguros, otros están aterrados. Meir Dagán, ex jefe del Mossad, se quejó de que no se puede confiar en que ambos líderes tomen la decisión correcta.
Por su parte, Yuval Diskin, ex jefe del Shin Bet, recalcó: «Bibi es un mesiánico. Cree con toda su alma y hasta cada molécula de su ser que él es el Rey David. No es cínico ni en lo más mínimo. Aquí el cínico es Barak. El aspecto afortunado es que Bibi tiene miedo; el aspecto peligroso es que tiene a Barak a su lado».