«El ministro Yishai está manchando a toda una población», dijo Mijal Pinchuk, directora de la organización de ayuda a los refugiados, ASSAF. Su comentario siguió a una declaración hecha por el ministro del Interior en una entrevista con la Radio del Ejército, «Galei Tzáhal», donde dijo que «la mayoría de los refugiados africanos son criminales, y que deben ser encarcelados o puestos en los centros de detención y los alentó a abandonar el país».
Pinchuk culpó a Yishai, por legitimar el racismo, diciendo que tales observaciones abren el camino a los actos de violencia contra los solicitantes de asilo.
«Dado que es imposible deportar a todos los refugiados, es deber del gobierno de crear una política que les permita vivir con honor», remarcó.
La Línea Directa de los Derechos de los Refugiados también se refirió a los comentarios de Yishai: «Es lamentable que un ministro israelí abusa de su poder y hace esta declaración racista».
El defensor de los solicitantes de asilo, el Dr. Rami Godovich, dijo que «no hay que olvidar que la angustia de la residencia de los barrios pobres es eminente y consecuencia directa de la negligencia gubernamental. Yishai es parte de este gobierno que los deja de lado».
Godovich también explicó que dado que a los refugiados no se les permite trabajar, «entre ellos se fortalecen elementos criminales y marginales, perjudicando al resto de la población».
Asimismo, trascendió que empleados de una organización de ayuda para los trabajadores migrantes y los refugiados de Tel Aviv recibieron amenazas telefónicas, en una señal de que la tensión entre extranjeros y nacionales sigue latente.
Dos empleados de la línea directa de los refugiados dijeron que habían recibido tres llamadas telefónicas anónimas maldiciéndolos y declarando todo tipo de amenazas.
A principios de este mes, un comunicado anónimo amenazó con incendiar una organización de ayuda, y bombas incendiarias fueron lanzadas contra dos trabajadores de la vivienda de apartamentos africanos aunque finalmente no hubo que lamentar heridos.
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