El Tribunal de Tel Aviv ordenó la liberación de 37 manifestantes procesados, de los 85 que fueron detenidos durante la protesta la noche del sábado, alegando no tener antecedentes penales o cargos relacionados con la violencia contra la propiedad.
El Juez Tzaji Uziel rechazó y criticó el pedido de la policía de mantener a los sospechosos bajo custodia, y advirtió que el pedido representa una violación a la libertad de expresión y el derecho a la protesta.
Por su parte, los manifestantes denunciaron la desmedida violencia que utlizó la policía para dispersar la marcha que bloqueó calles y carreteras, y destruyó las vidrieras de las sucursales de los bancos Hapoalim, Leumí y Discount.
La noche del sábado comenzó como una manifestación más pero a medida que transcurría, los vénetos iban subiendo de nivel, hasta que, una vez que los manifestantes llegaron a la calle Zeitlin, un grupo intentó irrumpir en una sucursal del Banco de Discount.
Algunos destrozaron cajeros automáticos, otros trataron de entrar a través de sus ventanas, y la policía respondió con fuerza.
Frente a la violencia, ambas partes doblaron la apuesta. Los manifestantes rompieron dos sucursales bancarias pertenecientes a Bank Leumi y Bank Hapolaim, lo que provocó que la policía decidiera arrestar a varios de ellos.
Más tarde, unos 300 jóvenes llegaron a la autopista Ayalón, la principal vía de salida de Tel Aviv, y bloquearon la intersección con Hashalom, camino a la municipalidad de la ciudad, donde continuó enfrentándose con la policía.
Funcionarios de la Policía del Distrito de Tel Aviv, reconocieron que no pudieron anticipar correctamente el número de personas que asistirían a la protesta y el comportamiento violento que se produciría.
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