El periodista israelí del diario «Haaretz», Uri Blau, no irá a la cárcel por haber guardado documentos secretos del Ejército que le filtró la ex recluta Anat Kam, que cumple cuatro años y medio entre rejas, gracias a un acuerdo fuera de tribunales que alcanzó con la Fiscalía.
Según el pacto, Blau - que tardó dos años en entregar los documentos - reconoció haber tenido y publicado información militar clasificada, sin intención de dañar la seguridad del Estado, a cambio de cuatro meses de prisión que se transformarán en servicios comunitarios.
El ministerio de Justicia indicó que la decisión sobre Blau se hace eco de «la necesidad de poner freno a la aplicación de la ley a fin de que la prensa israelí siga siendo una prensa libre que cumple con su deber».
La Fiscalía aseguró por su parte que «el daño potencial» para la seguridad de Israel que suponía la filtración era inmenso y que la entrega voluntaria por Blau de los documentos no hubiera implicado que desvelara sus fuentes.
En un comunicado, el diario «Haaretz» calificó de «peligroso precedente» la imputación del redactor el pasado mayo por poseer una información «que recibió en el marco de su trabajo y en función de este».
Blau también publicó una reacción en la que subrayó el carácter «integral y fundamental del trabajo de periodista en un país democrático que supone la posesión de documentos».
«Pese a ello, una vez que el debate llegó al terreno judicial, donde nadie disputa los hechos esenciales, decidí admitir los hechos descritos en el pliego de cargos y continuar mi trabajo, que considero vital para la democracia», agregó.
Kam, mientras tanto, cumple desde el pasado noviembre una pena de cuatro años y medio de cárcel por haberle pasado 2.000 documentos, 700 de ellos de «máximo secreto», que sustrajo de un ordenador mientras hacía el servicio militar obligatorio.
La ex recluta de 24 años, que trabajó brevemente como reportera del portal de internet israelí «Walla», fue condenada por posesión ilegal de material clasificado y por su entrega a un periodista sin autorización.
Su abogado, Ilán Bombaj, criticó la notable diferencia en las penas recibidas por Kam, «una soldado inocente e inexperta que confió en un periodista importante y experimentado», y Blau, legalmente representado por su periódico, «es sin duda el único beneficiado de los documentos, ya que ella no pidió nada a cambio».
«Ella mostró arrepentimiento, cooperó y llevó a los investigadores a los documentos, a diferencia del redactor de «Haaretz», que no mostró arrepentimiento y mintió sobre el número de documentos en su poder», añadió el abogado antes de pedir a los jueces «una respuesta sobre esta discriminación».
La Asociación de Periodistas de Jerusalén lamentó el acuerdo extrajudicial por considerar que el caso debería haberse cerrado con la retirada de los cargos y la preparación de una regulación que «permita a los periodistas hacer su trabajo sin miedo».
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