La Corte de Reclamos de Menores en Beit Shemesh condenó a la empresa de transporte Superbús a pagar 13.000 shekel (unos 3.200 dólares) en concepto de indemnización a una estudiante de 15 años, que fue instada por el conductor a sentarse en la parte trasera con el fin de permitir que dos ultraortodoxos se sentaran adelante.
 
Según el testimonio de Ariela Marsden, ella volvía de la escuela sentada en la parte delantera del vehículo junto con dos amigos, cuando los religiosos subieron. Allí el conductor les preuntó si podían viajar atrás y ellos obedecieron, pero en ese momento no habían asientos vacantes lo que los obligó a ir de pie el resto del tramo.
 
«Este fue un incidente muy insultante que me enojó demasiado en el momento. Siento que he pasado por un cambio y que de ahora en adelante me sentaré donde quiera, sin que nadie me pegunte nada», aseguró la joven, y agregó «que no pienso en la lucha por todos los incidentes de exclusión de mujeres. Ya he dicho bastante. Sólo voy a luchar por cosas importantes».
 
Por su parte, la abogada Orly Erez-Lahovski del Centro de Acción Religiosa de Israel dijo que «la sentencia es un paso más en la lucha contra la exclusión de las mujeres en el sistema de transporte público, y envió un mensaje a los conductores y propietarios de empresas que la discriminación no sólo es ilegal, sino también costosa».
 
En el último año, Beit Shemesh, se ha convertido en el centro de la lucha contra la exclusión de mujeres de la esfera pública. Cada día llegan casos de mujeres asaltadas, maldecidas y hasta escupidas por ultraortodoxos que creen que su vestimenta o su accionar no son dignos, por lo que en diciembre, la ciudad llevó a cabo una gran manifestació en contra de la exclusión.

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