El conflicto territorial entre Israel y la Autoridad Palestina centra la mirada de la prensa internacional que se hace eco de las guerras internas entre dos gobiernos que parecen estar condenados a la disputa eterna.
A la sombra de esta actividad política y gubernamental existen iniciativas que incitan a pensar que otra realidad es posible. Es el caso de la ONG United Hatzalah que desde hace años ejemplifica que personas de diferentes creencias y orígenes pueden trabajar unidos por un mismo objetivo.
La asociación, que tiene su origen en el EMS Hatzolah, fundada en 1960 en Brooklyn por su comunidad judía, cuenta con más de 2.000 voluntarios repartidos por todo Israel que tienen como misión prioritaria salvar las vidas de los demás, sin importar su raza o religión. Su principal preocupación a la hora de aceptar este trabajo es poder aportar valor humano a la comunidad.
Israel tiene mucha experiencia en primeros auxilios, y muchos miles de paramédicos cualificados. Los voluntarios que forman parte de la United Hatzalah están capacitados y certificados como técnicos de emergencias médicas, paramédicos o médicos, para responder a cualquier accidente que tenga lugar en su vecindario a cualquier hora del día durante todo el año.
Según datos facilitados por la organización, cada uno de los voluntarios responde a un promedio de 360 llamadas por año en Israel.
La ONG desarrolló un sistema que permite localizar al voluntario más cercano al incidente, y enviarlo al lugar. Cada voluntario debe tener un smartphone con GPS, y una moto equipada con material. Cuando se necesita un paramédico, el sistema identifica al voluntario más cercano y lo envía al lugar del accidente. La moto llega en un promedio de tres minutos, mientras que la ambulancia tarda alrededor de un cuarto de hora.
Las motos no reemplazan a las ambulancias, sino que las complementan, dando un primer nivel de auxilio hasta que llegan los servicios médicos oficiales. De esta forma, la asociación colabora con otros organismos de emergencia, incluyendo compañías de ambulancias, bomberos y servicios de rescate, el ejército y la policía.
El modelo depende, en gran medida, de las donaciones que recibe tanto del propio país como del exterior. La ONG afincada en Jerusalén también da la oportunidad de formar parte de la asociación a las mujeres, que no participan en la asistencia médica, pero sí que se encargan de gestionar el departamento de donaciones.
Se trata de un equipo de 12 voluntarias que trabajan cinco días a la semana con el objetivo de captar nuevas donaciones, especialmente, aquellas que les permitan conseguir nuevo material médico. La asociación cree que su modelo de emergencia puede ser fácilmente exportado a otros países para salvar vidas.
Desde la asociación, aseguran que en tan sólo tres minutos, y gracias a este sistema, los voluntarios pueden ser los primeros en llegar hasta el accidentado para ofrecer la primera asistencia médica.
En ciudades como Jerusalén o Tel Aviv, con gran tráfico, y que disponen de calles estrechas, es imposible que las ambulancias puedan llegar a tiempo a según que zonas, por lo que la rápida intervención de estos voluntarios motorizados puede ser clave a la hora de evitar un trágico final.
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