Miles de peregrinos y feligreses cristianos locales celebraron en Jerusalén el Sábado Santo o de Gloria, con ceremonias que tuvieron su epicentro litúrgico en la basílica del Santo Sepulcro, situado en la ciudadela amurallada.
Los actos comenzaron con una vigilia pascual en el santuario, donde centenares de fieles católicos rezaron para conmemorar las horas posteriores a la crucifixión de Jesús y un día antes de que se recuerde su resurrección.
Por la tarde, tuvo lugar una procesión solemne por las empedradas calles de la Ciudad Vieja, que fue seguida por la entrada en el Santo Sepulcro.
En dicho lugar, donde se encuentra el sepulcro vacío de Jesús junto al Gólgota y la Piedra de la Unción, se llevó a cabo un rito que consiste en rodear tres veces la tumba y que fue encabezado por el patriarca latino de Jerusalén, monseñor Fuad Tual, máxima autoridad de la Iglesia católica en Tierra Santa.
Por la tarde los feligreses se congregaron ante el Edículo, donde media hora antes de la medianoche tuvo lugar una celebración pontifical de la Liturgia de la Horas en la Iglesia de Santa Magdalena.
En esta ocasión ofició el acto el custodio de los lugares cristianos en Tierra Santa, el franciscano Pierbattista Pizzaballa.
La Basílica de la Anunciación de Nazaret, en el norte de Israel, albergará hoy domingo a centenares de fieles en una vigilia solemne y una posterior misa de resurrección.
Las celebraciones pascuales concluirán este lunes en la aldea de Al Queiba, a unos once kilómetros de Jerusalén, donde frailes franciscanos, custodios de los Lugares Santos desde hace 800 años, conmemorarán la aparición de Jesús ante dos de sus discípulos en Emaús.
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