"Call it friendo", dice el personaje de Javier Bardem (Anton Chigurh) en la película "No es lugar para viejos". Designada como la más influyente del cine en la cultura norteamericana de ese 2007, la frase debe ser traducida como "Tú decides, amigo" y podría constituir una sentencia para nuestra época. ¿Por qué?
Entre otros motivos, porque ya hace tres décadas, cuando los computadores dejaron de ser patrimonio exclusivo de instituciones científicas y las grandes corporaciones e ingresaron masivamente en la sociedad, lo hicieron con demasiadas promesas y sin que nosotros hayamos podido decidir nada. O casi nada. Y esas promesas, aún están incumplidas.
Coincidió con la elaboración de los documentos Santa Fé I y II, en plena revolución neo-con de Reagan, donde se fijaron las pautas de lo que luego se conocería como neoliberalismo y, sobre todo, "globalización", algo que casi nadie entendía de qué se trataba. La coincidencia, por cierto, no fue caprichosa.
Lo cierto es que el 12 de agosto de 1981, la estadounidense IBM sacaba al mercado el modelo 5150, considerado el primer PC de la historia, donde no solo había reducido el tamaño del dispositivo sino también –y de forma notable- los precios por unidad, que por entonces eran poco menos que prohibitivos.