"El mensaje no cambia, cada año es el mismo: la renovación de la esperanza, tan necesaria especialmente en Tierra Santa, donde son aún numerosos los problemas por resolver".El Padre Pierbattista Pizzaballa, Custodio de Tierra Santa, que lleva ya 22 años viviendo en Jerusalem , a la que llegó de su Italia natal, es un profundo conocedor de la realidad de la zona que para todos los peregrinos que la visitan , es "el lugar de los hechos". Desde su oficina en el Convento San Salvador, nos asegura que "los cristianos no perdemos la fe, aunque seamos cada vez menos en Oriente Medio" y que "al llegar las fiestas, nos sentimos reforzados en la misma".