Como sabemos el calendario hebreo señala más de un año nuevo y en esta división lo podemos ver claramente. Cada parte comienza con un año nuevo distinto: Nisán inicia el año escriturístico e histórico, que señala el nacimiento del pueblo judío a su salida de la esclavitud como está escrito: "Este mes será para ustedes el comienzo de los meses. Será para ustedes el primero de los meses del año (Éxodo 12:2)". Tishrei es el inicio de la cuenta de la naturaleza agrícola: "También, la fiesta de la cosecha de los primeros frutos maduros de tus labores, de lo que siembras en el campo; y la fiesta de la recolección a la salida del año, cuando recojas tus labores del campo (Éx. 23:16)".
Nuestros sabios relacionaron la presencia de Miriam con el abastecimiento del agua en el desierto: "Todo el tiempo que vivió Miriam había un manantial que abastecía de agua a Israel. Desde que Miriam murió, ¿qué es lo que está escrito? "y allí murió Miriam, y allí fue sepultada. Y no hubo agua para la congregación" (Tosefta Sota 11, 1).
A su muerte, pusieron de relieve aún más la figura de Miriam, que tomó parte activa en la historia de la Liberación.
Es Miriam, quien vela por la integridad de Moshé en las aguas, es Miriam quien le ofrece traer una nodriza para alimentar a su hermano, a la hija de Faraón, es Miriam quien baila liderando a todas las mujeres después del cruce del mar y es la misma Miriam quien habla criticando y quejándose de Moshé.
La condición de la mujer puede ser considerada como uno de los mayores desafíos del judaísmo del siglo XXI, o por lo menos, el parámetro para evaluar muchos de sus aspectos. En ella convergen de manera simbólica y práctica varios ejes fundamentales de la condición judía.
La posición de la mujer desafía a la educación judía en todas sus corrientes, al liderazgo comunitario establecido, a la familia en su dinámica y concepción, a las tradiciones y costumbres y a la Halajá.
Dos mujeres, Yla y Lía, cuentan su vida, sus anhelos, sus deseos, sus amores, sus preocupaciones... Una vive en Alburquerque en el Siglo XV y otra en Berlín en el Siglo XX. Una es sefardí y otra judía. Una enamorada de Gonzalo, un cristiano y la otra enamorada de Herbert, un alemán. Dos maravillosas historias de amor con un final sorprendente. Un espectáculo donde teatro, música en directo, danza sefardí e ilustraciones animadas, conviven para sorprender al espectador, en un sencillo montaje concentrado e intenso donde parte de nuestra Historia de materializará delante de sus ojos como si de una pequeña Caja de Música se tratara.
Pero por el otro lado, cuando intento profundizar en el contenido y el sentido profundo de esta festividad, la alegría no surge espontáneamente.
Silvina Chemen, Buenos Aires, Argentina
Parashat Noaj es una Parashá que me genera ciertos conflictos. Me imagino la escena: Un buen hombre conoce un secreto: va a ser destruido todo lo que vive sobre la faz de la tierra y él merece salvarse, junto con su mujer, sus tres hijos y sus nueras. Debe construir un arca –teivá– para refugiarse de las aguas y preservarse de la muerte. Durante años martilla, mide, serrucha, impermeabiliza su nave. Durante años muchos habrán pasado delante de su descomunal obra y la habrán preguntado sobre su propósito. Durante años, el texto bíblico no testimonia que Noaj haya pronunciado palabra.
Y así llega el día en el que hay que subirse a la embarcación. Prolijamente suben lo humanos y una pareja de cada especie animal existente sobre la tierra. Prolijamente el texto bíblico no testimonia acerca de ninguna persona que haya intentado subirse al arca. Casi, casi como si Noaj y su gente vivieran solos, en su propio proyecto... aunque el diluvio era respuesta a una situación de caos y corrupción de los hombres que habitaban la tierra.
Y llegó el día en el que uno a uno fueron subiendo los integrantes de la familia de Noaj y una pareja de cada especie animal existente. Tampoco el texto bíblico testimonia acerca de ninguna persona que haya intentado subirse con ellos, salvarse con ellos. Nada.
Y luego, el caos. El arca flota y desde la ventana Noaj y sus familiares habrán visto como sus vecinos, sus parientes, los humanos que tan poco se recuerdan en el texto van pereciendo ahogados, bajo las aguas de la inundación. ¿Qué habrán conversado entre ellos? ¿Cómo se habrán sentido? Silencio. El texto no habla de esto tampoco.
La lectura de la Torá en el servicio de Minjá de Iom Kipur es considerada como muy especial por su cercanía al punto culminante de la oración de Yom Kipur, poco antes de la oración final de cierre, la Neilá.
Esa lectura, referida al incesto y al abuso sexual intrafamiliar, se abre con la advertencia "Y el Eterno continuó hablando a Moisés, y dijo: “Habla a los hijos de Israel, y tienes que decirles: ‘Yo soy el Eterno el Dios de ustedes. De la manera como hace la tierra de Egipto, en la cual moraron, no deben hacer ustedes; y de la manera como hace la tierra de Canaán, en la cual voy a introducirlos, no deben hacer ustedes; y en los estatutos de ellos no deben andar. Mis decisiones judiciales deben poner por obra, y mis estatutos deben guardar de modo que anden en ellos. Yo soy el Eterno su Dios. Y tienen que guardar mis estatutos y mis decisiones judiciales, los cuales, si el hombre los hace, entonces tendrá que vivir por medio de ellos. Yo soy el Eterno". (Levítico 18, 1-5).
¿Por qué la persona debe cuidarse particularmente de todas las conductas que ve en otras culturas justamente de la transgresión del incesto? ¿Qué vieron nuestros sabios en este tema que decidieron leer estos versículos abiertamente frente a toda la comunidad justo en un espacio tan central y sagrado como Iom Kipur? ¿Por qué repasarlos justo cuando miles y miles de personas ayunan y sufren por sus pecados y tratan de arrepentirse?
Como sabemos, no se dictan leyes donde no hay amenaza de conducta desviada ni de delito. La severidad del castigo particularmente a esta prohibición de la Torá y el énfasis puesto por los sabios, parecen marcar que el fenómeno es de más alta frecuencia que lo que creemos generalmente y que nos animamos a reconocer.
Sara, Rajel y Janá son mencionadas en la lectura de la Torá y la Haftará de Rosh Hashaná . Las tres mujeres quedaron fijadas en nuestra memoria como estériles.
De acuerdo a nuestros sabios estas lecturas fueron estipuladas por el hecho de que "en Rosh Hashaná Sara, Rajel y Janá quedaron preñadas" (Tratado de Rosh Hashaná 11 a).
Los hijos de estas mujeres cambiarían el curso de la historia nacional, pese a que sus relaciones parentales no fueron nada simples. Poco después del nacimiento de Itzjak, su hermano Ishmael fue expulsado del hogar, y posteriormente Itzjak es conducido a la atadura destinado a ser ofrenda.
Iosef, primogénito de Rajel, goza de un trato privilegiado por parte de su padre sin el cual toda la historia de la venta de Iosef, el descenso de los Hijos de Israel a Egipto y el Éxodo se verían completamente diferentes. Shmuel, hijo de Janá, entregado por su madre para el Servicio Divino, se transformará en el profeta que consagraría a los primeros reyes de la nación.
El inicio del año nos trae una presencia femenina de la cual es difícil abstraerse. La Creación en sí, festejada apenas unos días antes de la inauguración del año, es descripta como un acto femenino "Haiom Harat Olam" – "Hoy es concebido el mundo", como si el Santo Bendito Sea hubiera dado a luz al mundo al igual que las mujeres recordadas.
Enséñame Señor a bendecir y a orar
Por el secreto de la hoja marchita
Y por el brillo de la fruta madura
Por esta libertad:
Ver, sentir, respirar, saber, confiar, fracasar.
Enséñame a que mis labios bendigan y alaben
Cuando tu razón se renueve en la mañana y al atardecer
Para que no sea mi nuevo día como ayer y anteayer
Sino que sea un día de creación y no de diaria rutina.
Lea Goldberg
Parashat Shoftim es, por excelencia, una Parashá que trabaja el concepto de justicia; el sistema judicial una vez que ingresen a la tierra de Israel, la justicia en los monarcas, las ciudades refugios en las que se resguardarían quienes cometieron asesinatos involuntarios, acerca de la validez de los testigos, las normas durante la guerra y los asesinatos no resueltos.
Entrevista con Mónica Rozenbaum, presidenta del Comité de Dor Hemshej del Consejo de Mujeres Judías del Uruguay.