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Una y otra vez, la dirigencia palestina, con Abu Mazen a la cabeza, reitera su rechazo al reconocimiento de Israel como Estado Judío.

La identidad nacional de Israel, así como del futuro Estado palestino, es fundamental en este conflicto y se refleja, entre otras cosas, en la exigencia palestina del derecho al retorno de los refugiados, mientras que Israel exige que dicho problema se resuelva en el marco de un Estado palestino.

El Estado judío es la meta principal del sionismo que creó las condiciones necesarias para establecer en Israel una existencia judía completa que no podía ser concebida en la diáspora.

La Declaración de Independencia de Israel buscó ligar la particularidad del carácter nacional del Estado judío con los derechos de igualdad y libertad universales, expresados en su carácter democrático judío: Un Estado abierto a la inmigración judía; un Estado basado en los principios de libertad, justicia y paz; un Estado que asegura la igualdad de derechos políticos y sociales a todos sus habitantes sin diferencia de credo, raza o sexo; un Estado que garantiza libertad de culto, conciencia, idioma, educación y cultura.

Israel mantiene su posición de recibir a todos los judíos que desean formar parte del país. Israel, como otras democracias, condiciona la inmigración para alcanzar metas específicas nacionales. Como Estado democrático judío, es el lugar donde el pueblo judío puede concretar su derecho a la auto-determinación, compatible con una atención a los derechos minoritarios.

Hoy en día, el 70% de la población israelí judía nació en Israel.

Cualquier solución al conflicto con los palestinos debe incluir el reconocimiento de su dirigencia al carácter democrático y judío de Israel.

Mis sinceros deseos de un buen año para todos.

Berta Baum
Yahud