La rebelión en los países árabe y musulmanes es la reacción contra la brutalidad, la ineficacia y la corrupción de esos regímenes, uno de cuyos pilares es el islamismo, religión oficial del estado en todos ellos. Algo muy parecido a la rebelión contra el comunismo.
La dictadura del proletariado y la dictadura del califato son muy parecidas.
En Irán, las ansias democráticas del pueblo fueron secuestradas por los Ayatolas.
Infelizmente, hay una gran posibilidad de que algo similar pase en Egipto.
En esos países, en los que no existe la separación entre religión y estado, pero sí hay - y total - separación entre estado y sociedad, es muy difícil que se establezca, aun incipientemente, lo que se llama "democracia" con todas las imperfecciones que ella tiene.
Así que su análisis publicado en su Editorial "No sólo un sueño" (Semana N° 156) está equivocado.
Entre el Islam oficial - que significa sumisión - y la democracia hay un abismo cuyas consecuencias los pueblos árabes y musulmanes pueden considerar intolerable, pero del cual tardarán mucho en salir, justamente porque la religión oficial islámica se opone a cualquier cosa que huela a democracia y porque existe esa separación total entre estado y sociedad.
La mayoría de las personas fue suficientemente manipulada para no saber qué es democracia.
Todo lo que se puede hacer es tratar de sacudir el yugo.
Turquía es el mejor ejemplo de como un partido islámico, cuando obtiene el poder, destruye los decretos y los derechos legales impuestos por gobiernos anteriores y se apodera de las fuerzas armadas.
Atte.
Franklin Goldgrub
São Paolo