Sr. Director
Los Premios Nobel de la Paz los dan y los reciben los políticamente correctos. Sólo aquellos que los otorgan son capaces de reconocer lo mucho que se lo merecen los premiados y el bien que significa para ambos, dadores y receptores, darlos y recibirlos. Este es el caso de la Unión Europea.
No entregarle el Nobel de la Paz a la Unión Europea hubiera llevado a que los sinvergüenzas que gobiernan en Europa por particularización pudieran sentirse desalentados por el poco reconocimiento de la ciudadania. No lo duden, necesitaban este premio para que la cara no se les petrifique definitivamente.
Son los mismos que conversaban con Gaddafi o Mubarak sobre derechos humanos y que, un minuto después de las manifestaciones populares se olvidaron que existían o mandaron aviones para cuidar el petróleo que les permite sobrevivir.
Son los mismos que ayudaron a Irán a armarse nuclearmente, los que votaron a favor de Palestina en la ONU para quedar bien con los islamistas de la «primavera árabe», los que llamaron a los embajadores israelíes para criticarlos por asentamientos no construidos, pero que no publicaron ni una palabra de repudio cuando Jaled Mashal de Hamás llamó abiertamente en Gaza a destruir el Estado de Israel.
En pocas palabras, el Nobel de Paz está en manos de los hipócritas.
El galardón se lo entregaron a una Unión Europea que no es más que un montón de mercenarios de las finanzas y que sólo sirven al capitalismo salvaje y a los grandes bancos y empresarios que aniquilan a países como Grecia, España y Portugal, pueblos que están pasando hambre, calamidades, suicidios y desahusios. Países en donde sus dirigentes dejan en la calle a sus ciudadanos como a perros, sin trabajo y sin derechos.
A estos caraduras les dieron el Premio Nobel de la Paz en lugar de detenerlos por crimenes contra la humanidad.
Y por si fuera poco, cuando hablan de Israel, pretenden enseñarnos lo que significa ética y moral.
¡Hasta cuando tanta hipocresía!
Atentamente.
Mario Vollach
Modiín