Amigos de Israel en línea
La vida es algo volátil, incomprensible, donde no hay premio para el bueno ni castigo para el malo. Por eso quizá apesta este planeta.
No reniego de la necesidad política y económica que significa solucionar el conflicto en Oriente Medio. Que los palestinos puedan coexistir junto al Estado de Israel, no en su lugar, como opinan millones de reaccionarios que pululan en este mundo.
Es increíble cómo se fustiga al Gobierno israelí, con la dureza con que se lo hace, mientras el ojo tuerto del mundo deja de lado otras situaciones mucho más graves y con mayores urgencias que la del pueblo palestino.
En Siria, su presidente está masacrando a su pueblo; y el mundo civilizado no se da por enterado. En cambio, Occidente mató al libio Gaddafi no por malo sino para quedarse con su petróleo.
Occidente invadió Irak para hacerse de las riquezas del pueblo y no para defender a los kurdos que son atacados permanentemente por iraquíes, iraníes y turcos.
En Afganistán, fuerzas aliadas siguen haciendo estragos en aras de una libertad que nadie desea ni quiere. Ante todo está el negocio.
Obama, empujado por los señores del petróleo, corre a Oriente Medio a hacerles el juego a los que utilizan la causa palestina para presionar con el oro negro.
Si los yanquis quisieran, podrían utilizar otros combustibles alternativos para no depender del petróleo. Solo que esto les arruinaría el negocio a muchos de los que viven a la sombra del poder.
Sorprende que Obama no se detenga a pensar lo que está ocurriendo en el continente africano, el de sus ancestros, donde se llevan a cabo verdaderos genocidios, tan próximos a los que padecieron los judíos durante el nazismo.
Sudán, Somalia o Ruanda, son algunas de las naciones literalmente masacradas por dentro y desde fuera.
Algo similar ocurre en América Latina, donde los pueblos originarios son aniquilados por gobiernos supuestamente democráticos. La pasan tan mal o peor que sus antepasados durante la conquista española.
Israel es un minúsculo país donde sobra historia pero no hay petróleo. Pero eso es muy fácil atacarlo, endemoniarlo y hasta banalizar sus muertos como lo hace la señora K en el caso AMIA.
Señores; la vida es una fotocopia. Y nadie la entiende.
Muchos saludos.
Jacobo Saul Rabín
Mar del Plata