Sr. Director
Tres objetivos dominarán la visita de Obama a Israel: convencernos que habla en serio cuando dice que hay que impedir la construcción de un arma nuclear iraní; superar las broncas con Bibi y tratar de reanudar las tratativas con los palestinos.
Cualquiera sea el resultado de este viaje, será un paso importante de Obama en un problema que lo molestó durante todo su primer mandato.
El presidente afirmó que sería prematuro llevar un gran plan de paz y que tiene la intención de decirnos que no basta desear la paz, aunque nos preguntará qué medidas difíciles estaríamos dispuestos a tomar.
Sobre Irán, Obama afirmó que se le debe dar suficiente margen para que acepte una solución diplomática que no dañe su imagen.
Israel considera una amenaza a su existencia que Irán tenga armas nucleares y Bibi dejó entrever la posibilidad de un ataque militar preventivo.
Irán tiene suficiente uranio enriquecido a una pureza de 20%. Si su gobierno lo decidiera, podría avanzar rápidamente a niveles necesarios para fabricar bombas.
Obama dijo que no permitirá que eso suceda al declarar que un ataque militar estadonidense sería posible en caso de un fracaso en las negociaciones con los ayatolás.
Sin embargo, Bibi necesita que Obama lo tranquilice sobre ese asunto. Tiene razón cuando dice que sólo las palabras no detendrán a Irán.
Obama y Bibi no se aguantan. Pero lo peor es que uno no confía en el otro.
Atentamente.
Raquel Gateño
Modiín