Amigos de Israel en línea,
Un íntimo amigo me ha enviado este texto que él escribió y que quiero compartirlo con ustedes:
Pesaj
Abrir la puerta en Pesaj.
En la noche de Pesaj abrimos la puerta al otro.
Según la tradición, en la cena familiar en la noche de Pesaj, después de bendecir la comida se abre la puerta del hogar, ya que al inicio del Seder se afirma que «todo el que tenga hambre que venga y coma».
No es posible conmemorar el pasaje de un pueblo de la esclavitud a la libertad, sino en la construcción de la utopía cotidiana.
Abrir la puerta al otro es entender que hay un deber con el necesitado, con el que sufre, con el que está solo.
Abrir la puerta es asumir nuestra diversidad como entidad.
No se puede vivir encerrado, porque por la puerta abierta entrará Eliahu Hanaví el profeta que anunciará la redención.
Hay una lógica de exclusión cuando la puerta no se le abre al otro: encerrarse es querer negar el mundo. Pero Pesaj es una fiesta de salida, del desencadenamiento.
No hay peor Faraón que nuestros propios prejuicios. No hay peor esclavitud que la de uno consigo mismo.
Por eso renovamos nuestro compromiso con la libertad. Por eso en la noche de Pesaj repetimos costumbres y las resignificamos.
Comer matzá es recordar la pobreza de los antepasados. El maror (la verdura amarga) es memoria de la angustia y compromiso con el sufrimiento del otro.
Pesaj es la trasmisión de una ética.
Pesaj es la manera judía de pelear por un mundo mejor.
Una utopía que se realiza con el solo acto de abrir una puerta.
¡Jag Sameaj!
Marcos Stofenmacher