Me gustó como habló Netanyahu en la ONU porque dijo la verdad sobre Abu Mazen, los palestinos y los musulmanes. Dió explicaciones lógicas a la realidad que rodea a Israel y sobre la situación entre israelíes y palestinos.
Ahora, en privado, Abu Mazen se las tendrá que ver con Hamás, a quien no le hace ninguna gracia ser media nación. Y eso traerá muchos problemas a corto plazo, porque los palestinos cuentan con una juventud que no hace demasiado y tiene mucho tiempo para líos callejeros.
No sé si se habrán percatado que lo que se perfila cada vez más a lo largo de las manifestaciones de protesta social que desde hace un mes inundan las calles de Israel es la centralidad de las mujeres en ellas.
Luego de un principio un poco amorfo, en el que no existían liderazgos definidos, poco a poco aparecen voces y caras representantes del movimiento de protesta ante las autoridades y los medios. Y esas voces y caras son de mujeres que, si bien tienen detrás un sólido apoyo masculino, llevan la voz cantante al encarnar el segmento demográfico más afectado por las políticas gubernamentales, y tener, al mismo tiempo, la capacidad de tomar las riendas de la movilización.
El presidente de la Autoridad Palestina, Mahmud Abbás, ni corta ni pincha porque Hamás no le reconoce, y de seguir así, le puede pasar lo mismo que le sucedió a cientos de miembros de Al Fatah, porque, como ya sabemos, en Hamás son muy democráticos.
Quisiera contarle a usted quienes somos, que hacemos y como llegamos hasta aquí.
Somos los niños del invierno de los años 70 y algo más. Crecimos. Ya hace tiempo no estamos en el ejercito. Nos liberamos, paseamos por Occidente, regresamos, obtuvimos títulos (hasta casi 2). Nos casamos, tuvimos un hijo o dos y hoy trabajamos en nuestra profesión, o abrimos un pequeño negocio, o cambiamos de dirección.
Mahmud Abbás sigue metiéndose en camisa de once varas. Este señor, que carece de un verdadero liderazgo, sigue desestabilizando los intentos de paz en Oriente Medio con sus iniciativas unilaterales que sólo le traerán su caída del poder y más muertos inocentes para su pueblo.
Abbás tiene que definir sus posturas de una vez por todas y para ello debe dar un gran paso hacia adelante: sacar a los terroristas de Hamás de Gaza y enviarlos a Siria, lugar donde deberían estar.
Quiero informarles que constituimos el grupo "Latinos del Neguev por la Justicia Social" como convocatoria a los latinoamericanos del Neguev a sumar fuerzas y desempeñar un papel activo y protagónico en la lucha reivindicatoria del pueblo israelí.
Cuando los gobiernos no escuchan, los pueblos toman las calles.
Desde la escritura del Corán, el islam emprendió varios intentos de conquistar al mundo occidental. En todos fracazó. Pero en las últimas décadas ideó una nueva manera de hacerse con Occidente.
Si hasta ahora lo habían intentado por las armas, dedujeron que de esa manera no obtendrian su objetivo, así que optaron por la inmigración. Ya están en todo el mundo con su taza de natalidad, y ya van por terceras y cuartas generaciones nativas, o sea: ciudadanos occidentales a la orden de largada para el nuevo plan de islamizar Occidente y de instaurar su ley divina para todos nosotros.
Las manifestaciones de protestas en Israel indican una gran vitalidad política y social siempre que no expresen intenciones golpistas.
Se debe tomar en cuenta que el problema viene de lejos, o sea, desde la época en que en Israel empezó a funcionar muy precariamente lo que se conoce como economía de mercado.
Lo que sucede en Egipto es parte del acercamiento al manejo del poder de los Hermanos Musulmanes que Mubarak supo tener a raya porque sabía bien quiénes eran.
Hasta que no lleguen a ser gobierno no pararán. Así lo hizo Hezbolá en Líbano, asesinando en un bestial atentado al ex primer ministro de Rafic Hariri, o el golpe de estado de Hamás en Gaza liquidando a sangre fría a los miembros de Al Fatah.
Así como nadie preveía las revueltas en el mundo árabes que derrocaron gobiernos que parecían eternos, tampoco hubo quien alertara que Bibi entraría en una crisis no por efecto de su política relacionada con los palestinos, sino por motivos económicos y sociales de la inmensa mayoría de los israelíes.
El principal problema de Israel es que una cada vez mayor proporción de judíos de la diáspora sienten que están forzados en elegir entre sus valores y su involucramiento con el Estado judío.
Sus identidades están definidas por la idea universal de los derechos humanos y la igualdad de todos los seres vivientes más allá de la raza, religión y género.
La importancia de las conclusiones a las que llegó recientemente la Comisión de la ONU dirigida por el neozelandés Palmer, que investigó los hechos ocurridos en mayo de 2010 cuando la flotilla que zarpó de Turquía pretendió romper el bloqueo israelí a Gaza, no reside en lo que diga el primer ministro turco Erdogán o lo que sostengan los islamitas turcos, si no en la posición que adoptó la ONU del desempeño, la rectitud y la convicción de que el gobierno de Israel y Tzáhal actuaron legalmente y en la medida humana posible para medirse con un caso así.
A pesar de las manifestaciones por los precios de las viviendas o del la huelga de medicos y el pesar que me produce la situación de esa gente, no podemos olvidarnos que lo que verdaderamente nos amenaza en Israel son nuestros enemigos genocidas.
Los conflictos internos, politicos, sociales y otros, son comunes. Eso puede pasar en cualquier país.
Es una verdad incuestionable, que desde que existe el Estado de Israel, murieron más personas en accidentes de tránsito, que todas las que perdieron la vida en guerras y atentados terroristas juntos. ¿Existe alguien que piense en eso cuando viaja en automóvil por la ruta, y conduce aterrorizado? No lo créo; mas bien ocurre todo lo contrario.
Tengo la mala sensación desde hace algún tiempo que un relente de fascismo se extiende por la sociedad israelí y no nos damos cuenta de ello. Estamos en una pendiente resbaladiza y muy peligrosa. Liberman, los extremistas del Likud y los religiosos nacionalistas vienen impulsando constantemente una legislación que está cada vez más en el límite de una posible convivencia.
Nuestra convulsionada región con sus dictaduras ya derrocadas y otras que van en camino, no ofrece ninguna claridad acerca del rumbo que seguirá. A pesar de tratarse de sociedades históricamente consolidadas, presenta también un cuadro en el que se desconocen los alcances y magnitudes de las fuerzas políticas existentes.
En Egipto, por ejemplo, la represión a lo largo de décadas de todo lo que no fuera parte del aparato oficial de gobierno, generó un vacío político que aún no se sabe cómo se llenará, ahora que ha desaparecido la mano de hierro que sofocaba totalmente a las voces alternativas.
Desde que nació Israel existen profetas que predicen que no durará mucho como nación. Hasta ahora eso fue trabajo perdido. Aunque en Israel hay un dilema existencial muy serio entre los judíos laicos, que ven al estado separado de la religión, y los ortodoxos, que ven estado y religión con grandes vínculos.
No somos la única nación que ha pasado por ese tipo de problemas y sobrevivido. Y este dilema no es nuevo en el pueblo judío; tiene mucho tiempo; tanto que los rabinos de Europa Oriental no se adaptaban al laicismo de una buena parte de los judíos de EE.UU.
Aún si la mayor parte del mundo, incluyendo los hipócritas europeos, nos condenan por responder de manera desproporcional a los recientes ataques terroristas, la seguridad de nuestros ciudadanos debe ser nuestra prioridad.
El ministro de Seguridad, Ehud Barak, que continúa con su tradición de hacer amenazas vacías para reaccionar contra atentados terroristas, tratará de persuadir a Bibi a que actúe con cordura y responsabilidad. La oposición también pedirá que no calentemos la zona que ya de por si está demasiado revuelta.
Con este asunto de la nueva flotilla yo cambiaría la palabra activistas por provocadores. El gobierno de Israel informó que todo turista que quiera llegar a los lugares santos o visitar el país será bienvenido, pero si el motivo es solamente provocación y tratar de poner a Israel en ridículo, eso es otra cosa; así que a no reclamar.