Netanyahu pretende formar el nuevo gobierno después de que el Likud-Beiteinu salió debilitado de las elecciones, lo que lo obliga a sellar complicadas alianzas.
Es probable que sume a Lapid a su bloque de derecha, lo que representa el éxito del movimiento de protesta de 2011, pero también su fracaso.
El ministro de Educación de Israel, Gideón Saar (Likud) defendió recientemente el reconocimiento del colegio académico de Ariel como universidad: «Nuesta relación con Ariel no es menor que la de Inglaterra con las Islas Malvinas», afirmó.
Peres le encargó a Netanyahu la formación del gobierno.
Bibi está bajo atento ojo internaciona, en particular de Obama que lo felicitó por las elecciones y habló un ratito con él, lo que no ocurría hace mucho tiempo.
La situación actual en Oriente Medio muestra que las pretensiones del fundamentalismo islámico de borrar en su benefício todas las diferencias étnicas, culturales, religiosas y políticas, tan semejantes a las masificaciones y al desprecio de las minorías praticadas mucho antes por la entonces Unión Soviética, son tan absurdas como injustas.
La sorpresa y el desconcierto por el terremoto que sacude al mundo árabe e islámico se parecen a las reacciones que en su tiempo suscitó el derrumbe del bloque comunista.
Me gustaría formular algunas preguntas; retóricas, por supuesto.
1) ¿Por qué hay cientos de miles de árabes viviendo y votando en Israel y no hay judíos - pese a que sí los había hace años - que puedan hacer lo mismo en todo el Norte de África y en los países árabes de Oriente Medio?
Israel se ha convertido en el lapso de los últimos treinta años en la única momia aparente del colonialismo.
Aunque no es el único país que ejerce esta política nefasta hacia con otro pueblo, es el único que lo hace a los gritos, como decirlo... casi con orgullo.
Los israelíes podremos ocupar tierras y construir asentamientos; pero nunca oí decir de que tengamos en nuestra Acta de Independencia objetivos como la eliminación física de ningún palestino, árabe o musulmán.
Las elecciones terminaron con un sorprendente punto muerto entre el bloque de Netanyahu y los partidos de centro-izquierda, lo cual fuerza a Bibi a formar una coalición con ambos sectores pese a sus opiniones contrastantes sobre el proceso de paz en Oriente Medio y otros asuntos controversiales.
Los palestinos no quieren negociar; lo que quieren es más financiación de sus donantes.
No tienen para pagar a sus miles de funcionarios públicos; subieron los impuestos y desde septiembre organizan manifestaciones y huelgas contra el gobierno de Abu Mazen en Cisjordania.
La Palestina reconocida en la ONU es una ficción alimentada de manera estúpida principalmente por la Unión Europea, por su cobardía frente a los árabes.
Los israelíes iremos a las urnas el martes 22, pero ya sabemos qué pasó y qué va a pasar: Bibi seguirá al frente del Gobierno.
¿A quién le importa si los avisos de la campaña electoral ocupan los horarios centrales de la radio y la televisión si la popularidad de Bibi es tan grande como el Mediterráneo?
«Netanyahu no tiene derecho a convertir a Israel en un paria internacional. La seguridad de Israel no puede garantizarse luchando en contra de un Estado palestino. Netanyahu debería volver atrás de su peligrosa decisión de congelar los fondos retenidos a la Autoridad Palestina y cancelar los planes de nuevos asentamientos en Cisjordania antes de que la posición internacional de Israel se asemeje a la de Irán o Corea del Norte».
Naftali Bennett, un millonario de ultraderecha, nacionalista y religioso, que dice que la creación de un Estado palestino sería un suicidio para Israel, se perfila como la gran sorpresa de estas elecciones.
La situación es tal que se espera que Bennett, ex asesor de Bibi, que ahora no se lleva muy bien con su ex patron (¡que raro!), lo mire desde el otro lado de la mesa del Gobierno dentro de algunas semanas.
Los Premios Nobel de la Paz los dan y los reciben los políticamente correctos. Sólo aquellos que los otorgan son capaces de reconocer lo mucho que se lo merecen los premiados y el bien que significa para ambos, dadores y receptores, darlos y recibirlos. Este es el caso de la Unión Europea.
En una entrevista en 2010, el ahora presidente de Egipto, Mohamed Mursi, miembro de los Hermanos Musulmanes, dijo que los judíos descendían de los monos y de los cerdos.
Ahora que los locos, los mesiánicos, los nacionalistas fanáticos y los inocentes útiles tienen una expresión numérica tangible de como se va hundiendo y deslegitimando internacionalmente la política israelí acerca del robo de tierras palestinas (138 contra 9, según los recientes votos en la ONU), todos ellos pueden esconderse detrás de dos interpretaciones estúpidas;
No son tan diferentes las dos grandes mentiras: la de los que niegan el Holocausto y la de los que niegan la historia, ya centenaria, de los intentos de genocidio de las dictaduras - monárquicas, religiosas, militares - islámicas contra los judíos de Ishuv y, después de 1948, contra los judíos de Israel.