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Mi ¿amigo?, el pintor

"Hoy comenzás por pintar el marco de una puerta de tu casa y mañana terminás viviendo confinada en el único cuarto que lograste salvar del rodillo y el pincel".

Mi amigo el pintor vino a visitarme y palabras va, presupuestos vienen, el hombre me convenció de que las paredes de mi hogar debían hacer juego con el marco. Cuándo fue que dejé entrar al caos, el frío y a otro pintor, no lo tengo claro. Y por qué, menos. No fue una decisión del tipo 'sí, quiero' sino más bien: buah, que entren. En el sistema brocha gorda hay que multiplicar cada día por cuatro. Casi como el valor de la cotización dólar. Si se quedó 28 días, hagan la cuenta de los días prometidos. Les soplo: una semanita dijo.

Antes de que los tarros de pintura te desalojen de tu techo debería existir un servicio al cliente sin costo adicional de la firma donde se aprovisiona este gremio, atendido por psicólogos. Sí, señor, por personas que se dan alguna idea sobre el alma humana, para que durante la estadía no se interponga una pared entre contratado y contratante.

Pensé que una simple guía de pautas demostrará si estás o no preparado psíquicamente para afrontar el esfuerzo. Propongo un modelo de un breve cuestionario llamado Operación Brocha Gorda.

1.Usted sabe que durante unos días - vos ya sabés porque te lo anticipé que hay que multiplicar por cuatro cada día, pero dejás hablar al psicólogo - sufrirá una invasión que lo obligará a salir de su casa. ¿Cuenta usted con el dinero suficiente como para hospedarse en un hotel? Recuerde que si usted ha tomado el riesgo de pintar en invierno, es una mala época. Los argentinos que residen en el exterior - verano boreal - suelen venir de vacaciones. Cerciórese de conseguir lugar. Esto únicamente se logra haciendo la reserva con la debida anticipación. Caso contrario, ¿cuenta con lugares alternativos donde asilarse? ¿Cuántos? Menos de cuatro, no califica. (Para el psicólogo: recomiende no realizar esta Operación por el momento).

2.¿Cuánto tiempo es capaz de aguantar sin respirar? Diga la verdad.

3.Marque con una X en la siguiente escala cuán de acuerdo se halla con el o los colores elegidos. a) De acuerdo. b) Muy de acuerdo c) No me acuerdo. De haber elegido esta última opción le aclaramos que los colores pasteles se pueden modificar oscureciéndolos. No sucede lo mismo a la inversa. Es difícil pastelizar colores fríos. ¡Piénselo!

4.Usted está a punto de tomar una determinación importante. La gerencia no se hace cargo de daños, destrozos y demás trastornos que pudieran ocurrir durante la permanencia del gremio por nosotros representado. La contratante declara tener medicación de efecto tranquilizador de efecto prolongado.

Este sencillo cuestionario evitaría ulteriores malentendidos, fuentes de humillación y frustración para ambos actores. La gerencia, luego de un análisis de datos y por medio de un sencillo software creado a tal efecto, recomendaría o bien postergar la acción - no se halló al contratante apto para pintar por prevalecer desequilibrios intratados- o realizarla - la obnubilación de la participante es tal que no le hará mella la intromisión de ajenos en su diario vivir. (Para el psicólogo: constate cuán cercano se encuentra el encuestado de Blanche Dubois, personaje de la novela "Un tranvía llamado deseo").

Como este cuestionario no se ofrece, alguien debería precaverte. En esta oportunidad seré yo. Muy sencillo: antes de que estés razonablemente contento con el aggiornamiento de tu vivienda, pasará mucho tiempo. Es como cuando estás en un avión cruzando el Atlántico. No le podés decir al piloto me bajo en la próxima. Te bajás donde el piloto quiera, pueda y te permita. Estás en manos de él. Sucede lo mismo en esta ocasión: vas a querer regresar a tu casa, pero estarás impedido. Estás en manos del pintor, que tiene las suyas ocupadas con pinceles. Y generalmente se halla mirando el techo. La buena noticia es que se trata de una etapa óptima para realizar trámites, visitar médicos y familiares. Y muy propicia para preguntarte qué hiciste de tu vida, además de pintar. Descubrí que es posible vivir en un monoambiente, donde si bien entro a presión, todo se encuentra al alcance de mi mano - el televisor, la laptop, los sillones de la recepción, algunos libros rescatados de las 23 bolsas de consorcio donde fueron depositados por ellos, los pintores -. En un sentido amplio les agradezco ya que entrené una función importante para los humanos: el equilibrio. Inestable, pero equilibrio al fin.

Fuente: Diario El Día de La Plata; Revista Domingo; 7.8.11

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