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El amor cortés en Internet

Hay quienes piensan que mucha gente no sabría qué es el amor si no hubiera leído antes "historias de amor". Desconocería matices, grados, tornasolados; el lado B del Amor Idealizado.

Seamos sinceros, los humanos no aman de un modo constante: a veces aman, otras odian o los mata suavemente con su sonrisa pérfida la indiferencia y la comodidad. ¡Puaj!

Dios confeccionó en el Jardín del Edén una mujer para que el hombre no se encuentre solo y tenga con quien disfrutar de las virtudes de la pareja. Luego todo se emponzoña con el reptil, el árbol y la fruta. No se habla de amor todavía, se habla de la primitivísima «conveniencia» que aún perdura a la hora de pagar las expensas, por ejemplo. Sin duda, se abaratan los costos. Dos «garpan» menos que uno.

Con el advenimiento de la poesía y el canto se exalta el amor. Dice Denis de Rougemont en mi libro de cabecera El Amor y Occidente que toda la poesía europea proviene de los trovadores del siglo XI y XII.

¿Y qué es la poesía de los trovadores? El canto a un amor desgraciado, eso sí, fuera del matrimonio, que era más bien una sociedad de responsabilidad limitada a la unión de dos riquezas que se saludaban bien para consolidarse mejor.

El amor cortés también se batalla. Depende de la belleza y proeza de su copla que la dama le otorgue el sí o el no. Depende del verso que el poeta le haga a la damisela. Cuando ésta asiente, él se entrega absolutamente. Absolutamente significa cantos refinados, castos, estéticos, todo menos la vera cópula en la mayoría de los casos. Hay una vertiente del amor cortés donde ésta sí existe, pero siempre siguiendo reglas de "cortesía".

La idea que subyacía era que copular, copulan hasta los chanchos. La dama permanecía inaccesible sólo si se inventaban obstáculos. Éstos son los que mandaban quedarse en el molde relleno de galantería y biendecir. La lengua que usaban para cantar sus alabanzas era la del sur de Francia: el Languedoc.

Pasaba algo semejante a lo que ocurre con el piropo proferido en la calle actualmente. Nadie que lo ejerza pretende retener a la dama. Es una galantería que ella puede festejar, pero de ahí a partir a un pisito que puso Maple es otra cosa. Eso se llama levante, a la sazón callejero que no es muy «chic», pero puede resultar. Quién sabe.

Dante no ve a Beatriz más que una o dos veces en su vida y de jovencita y es la ocasión que le ofrece para un «divino verso» de tres mil hojas. Divino.

Lo interesante de este casto amor es que resulta óptimo para sublimar, escribir poesía, ser cada vez más gentil.

Toda lo anterior se parece bastante al chat. Al chateo. El hombre pendiente de una respuesta; claro que sin esa cortesía amatoria.

Recibo en un chat textos increíbles. Por ejemplo: - Sos muy mona, ¿sabrá que algunos amigos me llaman Lisa? - te dejo mi celular para que te comuniques conmigo. Y desde que me envió ese mensaje este virtual sujeto me anda dando toques todo el tiempo. Nunca nadie me «tocó» tanto, sin tocarme.

Otro mucho más increíble aún: - Hola, ¿cuándo tenemos sexo?

Contesto. ¡Ay!, justo acabo de tener hace dos horas.

La gente confunde, básicamente los hombres, ingenio con mala educación. Si cualquier texto conlleva en sus raíces una alta dosis de malentendido de más está decir que estos mensajes deberían ser analizados por una gobernanta pruso-germana con expertisse en linguística y análisis de discurso.

En eso me convierto y terminamos siendo buenos y educados amigos virtuales. Una sola vez bloquié a alguien en mi entera vida virtual: me hacía daño. A los demás hay que saber domesticarlos en el sentido de convertirlos en caballeros que sirvan a otras damas. Como en el Medioevo. Les irá mejor que conmigo.

Fuente: Diario El Día de La Plata; Revista Domingo; 4.3.12

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