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Ya nada nos sorprende

Ahora que mi casa se encuentra invadida por alienígenas que dicen ser operarios de distintos gremios, aunque sé que cuando no estoy se comunican con Marte y beben mi buen whisky, cada vez que puedo me escapo al gimnasio.

El viernes 12 de agosto, cuando se hizo noche en pleno día - llovió, granizó, salió el sol, hizo frío, calor y hubo humedad - le oí decir a una compañera de cinta transportadora hacia sublimes parajes imaginarios: - Ya nada nos sorprende (sic). Como no puedo apoderarme de mi escritorio, lugar donde suelo pensar, cercano a mis libros, apuntes y computadora, trato de escuchar compulsivamente ya no como actividad remunerada sino más bien como vicio profesional.

¿Qué significa esta frase? Si mi compañera de correrías creía que se trataba de una sorpresa meteorológica es porque no leyó los pronósticos extendidos que lo anunciaron durante toda esa semana.

¿Qué es una sorpresa? Una sorpresa es la emergencia de algo cuando nada se espera o se espera otra cosa. Hay sorpresas buenas y las hay malas.

Una fiesta "sorpresa" para tu cumpleaños no es tal. Estás advertido, existe la altísima probabilidad de que a un ¿amigo? se le ocurra hacerte la fiestita que hábilmente trataste de eludir. Si para colmo volvés del trabajo con humor ídem y tenés que sonreír a fuerza de dos broches ficticios que tiran tu mandíbula hacia las orejas, esto no es una sorpresa. ¡Es tener amigos que no te han escuchado! Es tu culpa. Ellos sólo quieren divertirse en tu casa.

Que las bolsas mundiales hayan caído, subido, caído y se verá, tampoco es una sorpresa. Estábamos alertados de que el Armagedón financiero se produciría cerca el 2 de agosto, cuando los Estados Fundidos de Norteamérica habrían de declarar o no su default. Voy a recordar hasta que ya no pueda hacerlo, la declaración de un Obama cada vez más blanco de pelo: "No es el plan que hemos querido, es el que alcanzamos".

Un amigo lo pasó esa semanita negrita pésimo. El diminutivo siempre tiende a disminuir la magnitud de la cosa a la que se refiere. Mi amigo no dejó de pronunciar como un autómata: ¡Ahora soy pobre, ahora soy rico, ahora soy pobre, ahora rico! Decidió su propia internación en una clínica donde no hubiera televisión ni computadora. Para mí, es rico.

Había indicadores, según lo entiendo, desde el crash de octubre de 2008 hasta la emergencia de los "indignados" de España, los de Grecia, la "primavera árabe" y la tormenta política que se abatió sobre Londres, de que algo - raro- iba a suceder. Sabíamos que las "burbujas" se pinchan con mayor facilidad que un "globo". Y sabemos qué significa "globo" en nuestro argot; ¡que te metan el perro! Entiendo que "burbuja" alude al champagne que se bebe cada vez que se "tira manteca al techo". Es un derroche que durante los "rugientes años locos", 1920, los bacanes argentos y de otras latitudes ejercían generalmente en París, en centros de recreación adulta, también llamados cabarutes o simplemente cabarets. La última película de Woody Allen "Medianoche en París" da cuenta de este desmedido modo de beber champagne.

No me sorprende que suban a la web videos hot de ilustres conocidos o desconocidos; para eso fueros realizados. Tampoco me sorprende, ya que adscribo a Hobbes quien popularizó la frase -"el hombre es el lobo del hombre"- sino que me irrita, me subleva y asquea que exista gente que muera de hambre.

Me provocan pero no me sorprenden, ciertas manifestaciones del así llamado arte conceptual. Espero de estas personas una muestra de su actitud epatante. En general pretenden espantar y ya no espantan a nadie. Y que me perdone la francesa Sophie Calle.

¿Qué me sorprende en la actualidad post-moderna, neo modernidad, modernidad tardía o como se la quiera llamar? Personalmente lo que me sorprende es la más elemental buena educación, la del tipo que envías un e-mail y te lo contesten aunque el texto diga: No, gracias. Nada de lo que decís me/nos resulta interesante y no creo/ creemos que cambiemos de parecer en los próximos dos lustros o sea una década.

Y ya no me refiero a la devolución de un llamado telefónico, que a esta altura del espíritu de la época resulta invasivo e intrusivo, tanto para el emisor como para el receptor.

Me sorprende la frialdad propia y ajena que instalan los años, hacia algunos temas, a la vez que una sensiblería casi ñoña se apodera de uno y otros. Esa transmutación me hiper sorprende.

Me sorprendo cuando en lugar de decir hotel alojamiento digo hotel alejamiento y con eso digo todo, o cuando me sale "tabla periódica de los alimentos" en lugar de los elementos. Últimamente como salteado, periódicamente. Cuando despegue la nave extraterrestre con todos los gremios juntos, tengo el firme propósito de volver a comer todos los días.

Todavía espero sorprenderme en esta vida por buenas sorpresas. Por ahora vivo asombrada.

Fuente: Diario El Día de La Plata, Revista Domingo; 21.8.11 Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo.">Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo.