Si existen dos iconos de la producción cinematográfica, ellos son sin duda Woody Allen y la así llamada Bollywood. El primero, porque filma casi religiosamente una vez por año, la segunda, porque es la ciudad - Bombay fundamentalmente - donde se filma más que en Hollywood. La industria sin chimeneas prendió en la caliente Bombay.

Por estos días me encuentro leyendo el más que controvertido libro, «Los Versos Satánicos», del condenado a muerte, Salman Rushdie. Un edicto religioso - fatwa - con fuerza de ley, declarado por el Ayatolá Jomeini, ordenó que se ejecute al autor allí donde se encuentre, debido a la publicación del texto blasfemo en 1989. Uno de sus protagonistas es un legendario actor de la India que debe formar parte de un rodaje en Bombay.

En el 2005 otro libro, que lleva el nombre de este mundo de ensueños que vende ilusiones en forma de películas - Bollywood - también narra las peripecias de un actor, que es confundido por la gente en su rol de personaje de ficción y su persona. De esta disolución de fronteras entre lo real y su representación, puede dar cuenta cualquier actor que protagonice el villano de una telenovela cuando camina por la calle.

Es aquí donde entra mi querido Allen para quien el cine representa otra cosa; no escucha los alaridos de la Industria. El pasado 1º de diciembre acaba de cumplir 77 años. De los múltiples reportajes que se pueden hallar en YouTube, me detengo en uno de 2010. Allí un periodista le hace doce preguntas que debe contestar en forma rápida, sin explayarse. Ya no tan risueño ni ocurrente continúa siendo un as, ahora del sentido común. Es que tiene más camino recorrido que el que le falta por recorrer.

Se trata de preguntas que de algún modo ya le han hecho, sólo que requieren en esta oportunidad, una respuesta express. Comienza con la típica: Nombre tres actrices de las que haya estado enamorado de chico o de grande. Allen nombra sin hesitar en este orden a: Rita Hayworth; Vivian Leigh y Ava Gardner. Las dos últimas entrarían en mi propia lista. La primera, en la de Susana Giménez.

- ¿Qué cosa no le gustaría que sus hijos hagan? - «Robar, mentir» - y esas cosas que todo padre no quiere para sus hijos. Respecto de ese tipo de preguntas donde a uno se le da la oportunidad de elegir alguien con quien cenar y más de la mitad del planeta responde Indira Ghandi, Madre Teresa de Calcuta o Golda Meir, él no. Dice que no le gustaría cenar con nadie. Puesta a elegir, yo lo haría con el Allen de hace veinte años en primer término y con el actual Salman Rushdie, tomando tantas precauciones que ni puedo imaginar un encuentro.

Sigue el cuestionario: - ¿Si tuviera que renunciar a mirar o asistir a eventos deportivos o ver películas, cuál elegiría? - Renunciaría al cine. - You know (usted sabe) - las películas no son como las de antes. Sería una renuncia difícil, pero puedo vivir sin films.

Agrego, porque las películas del cine clásico norteamericano, las del neorrealismo italiano, las rusas y las de la nouvelle vague las vio todas.

Una de las últimas preguntas trata de una suposición hipotética y dice más o menos así: - Digamos que viene un ángel de cielo que le otorgara una buena vida y pudiera vivir hasta los cien años para hacer «la película» que no pudo hacer todavía, pero para realizarla le quitara dos años, o sea viviría hasta los 98 ¿qué haría? Allen responde como un viejo de su colectividad, con un gesto de mano que mueve primero hacia arriba e inmediatamente baja: - ¿Sabe qué? Déjeme vivir 100 años y no hago la película. No soy tan dedicado.

La diferencia entre estos dos iconos, además de comparar una persona y un colectivo enorme de personas es que, mal que me pese, el director, actor, guionista, escritor, amante y ejecutor del clarinete, padre, ex esposo y actual marido se encuentra atravesando el tercer tiempo. Aunque continúe filmando hasta el último año de su vida, se lo ve cansado, un tanto sordo y mayor. La industria cinematográfica bollywoodense, en cambio, es aún hoy incipiente; tiene mucho por recorrer.

Dato curioso: Salman Rushdie suele aparecer en cameos de cine tales como «El diario de Bridget Jones», «Los amigos de Peter» y diversos videos. Se entiende; nació en Bombay, donde el cine para su familia era muy importante, según sus palabras.

Fuente: Diario El Día de La Plata