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DAIA: Atentado y después… Dilema moral y acción política

Julio Schlosser y Claudio Avruj«Ex director del Mossad urge al diálogo con Irán, califica como valiente la política de Obama». Así titula el diario israelí «Haaretz» la nota publicada el miércoles 24.10.12. A continuación el copete advierte sobre la peligrosidad que le asigna Efraim Halevy, el prestigioso ex director del Mossad entre 1998 y 2002, a la retórica anti iraní de Mitt Romney.

Su experiencia le indica que al presidente iraní, Mahmud Ahmedinejad, hay que intentar disuadirlo mediante el diálogo para que interrumpa un plan nuclear, que representa una amenaza mundial. Y agrega que es posible porque las sanciones económicas concertadas por EE.UU y Europa están dando resultado y ello ha colocado a Ahmedinejad un atolladero del que necesita salir. La crisis económica también afecta a Hezbolá.

Por vociferadas urbi et orbi, no hace falta agregar palabra sobre su obsesión por exterminar al Estado soberano de Israel, ni sobre su ostensible odio a los judíos. Su abrazo con los fanáticos de la secta ultraortodoxa judía, Naturei Karta, procura encubrir su antijudaísmo, a la vez que refleja el deseo compartido, por ambos grupos de fanáticos religiosos, de que Israel desaparezca de la faz de la tierra como Estado.
 
Esta conjunción de concepciones aberrantes tuvo su traducción argentina en la conferencia de prensa celebrada en Buenos Aires el 17.07.08. Junto a los jeques chiítas Moshem Alí y Abdul Karim Paz, el Rabino de la secta Naturei Karta, Isroel D. Weiss, explicó que según las fuentes judías, la creación del Estado de Israel concebido por el sionismo viola los designios divinos. A continuación tomaron la palabra los representantes argentinos del chiísmo y negaron la participación de iraníes en el ataque contra la sede de AMIA.

A su vez, Luis D'Elía inculpó a la derecha israelí por la masacre. De ésta manera pretende justificar la categórica negación de su amigo y aliado, Ahmednejad, a otorgar las extradiciones solicitadas por el Gobierno argentino para que se cumpla el debido proceso.

Aunque la búsqueda de verdad y justicia parezca ajena a éste escenario, habrá que seguir intentando dar vuelta la historia. «No conversar con el enemigo no equivale a deslegitimarlo», sostiene la experiencia de Halevy.

Entre gambeteadas, declaraciones altisonantes y ostensibles claudicaciones, se fueron dejando escabullir años y pruebas. Concretamente, en el caso de DAIA, se desoyó la información que no cuadraba con el libreto oficial construido por el Gobierno de Menem.
 
1 - Ejemplos de la negación a escuchar voces que contradijeran el discurso oficial: casos elegidos entre muchos otros, por ser de conocimiento público

Cuando en octubre de 2000, durante el Gobierno de Fernando de la Rúa, la entonces coordinadora de la Unidad Especial del Poder Ejecutivo Nacional para el Esclarecimiento del Atentado a la AMIA, Nilda Garré, solicitó una reunión con DAIA para compartir información, no fue recibida. No sé si hubiera aportado mucho o poco, pero tomando en consideración su cargo debió ser recibida. ¿Por qué se le negó la reunión? ¿Qué riesgo se corría? AMIA la recibió. Ello es doblemente grave por ser congruente con la repetida negación de DAIA a escuchar a muchos otros testigos que podrían haber aportado información clave. ¿Cómo se explica?

Otro caso conocido es el del muy respetado rabino ortodoxo moderno, Avi Weiss, que llegó con documentación y tampoco fue recibido. De antemano se sabía que era muy crítico de la gestión del Juez Galeano.
   
En 2005 entrevisté a Efraim Halevy aprovechando que se encontraba en Punta del Este. Cálido, parco y flemático, éste académico revoltoso devenido jefe de espías y embajador de Israel ante la Unión Europea, convocado nuevamente al Mossad cuando en 1998 hubo una crisis en el interior de la organización donde permaneció hasta 2002, puso especial énfasis en la imperiosa necesidad de interrogar a Menem y al juez Galeano si se quiere avanzar en la investigación del atentado. Además propuso averiguar por qué no se aceptó la participación del Mossad y otros servicios de inteligencia en la investigación de un caso de terrorismo transnacional.

Sus observaciones potenciaron la importancia de los reclamos expresados por el Rabino Avi Weiss de Nueva York, consignados en el acta de la 104 reunión del Comité de la Cámara de la Casa de Representantes del Congreso de EE.UU, realizada el 28 de septiembre de 1995. Weiss llegó a Argentina en 1994 con el propósito de reunirse con DAIA para acercarle la información que obraba en su poder, pero no lo logró. En cambio, fue detenido por la Policía Federal durante un acto de Memoria Activa, mientras portaba una pancarta crítica hacia la actuación de Galeano.

El encuentro entre Beraja y Weiss se produjo al año siguiente, en la reunión de la Cámara de Representantes. Weiss se explayó en críticas a Galeano y a Hugo Anzorregui, director de la SIDE, y Beraja procuró desautorizarlos haciendo una acendrada defensa de la investigación coordinada por el juez. (Ver el acta completa de la reunión en la Biblioteca del Seminario Rabínico Latinoamericano)  
 
2 - Acerca de las implicancias del conflicto de intereses sobre la posibilidad de actuar con la autonomía que requiere defender los auténticos intereses de la colectividad judeo argentina

El interés internacional que despertó el carácter transnacional del ataque contra AMIA, la falta de avances en la investigación y diversos comportamientos y declaraciones públicas de altos dirigentes y de profesionales de DAIA llamaron la atención de una periodista del «Miami Herald».  

El 17.04.97, unos días antes del acto conmemorativo del tercer aniversario, Kathryn Ellison publicaba en el «Miami Herald» un artículo sobre DAIA y su relación con el Gobierno argentino de Carlos Menem, en varios planos. Los entrevistados fueron Carlos Escudé y Rubén Beraja.

Escudé explicaba que mal podía Beraja exigirle al Gobierno argentino resultados en una investigación que rozaba de cerca a funcionarios del Poder Ejecutivo, por que siendo presidente del Banco Mayo necesitaba la aprobación del Poder Ejecutivo Nacional para ejercer esa función. Y apostrofó: «No se puede ser dueño de Philip Morris y de la Liga de Lucha Contra el Cáncer simultáneamente».

Por su parte Beraja fue anoticiado de esas opiniones pero no del autor y se explayó sobre el supuesto envidioso competidor.

Lo que señaló en su momento Escudé acerca del conflicto de intereses era de conocimiento público; lamentablemente pocos nos atrevimos a plantearlo y pagamos por desafiar al poder blando, pero importante en ese momento. Lo hicimos con la discreción que corresponde por que la intención, más allá del tema de la investigación judicial, era preservar a la colectividad judía de la afrenta y la frustración de que su máximo y merecidamente - hasta ese momento - respetado representante subordinara el interés general y el bien común a intereses ajenos al mismo.

El antisemitismo de Pedro Pou es bien conocido, más aun, ya entrado el siglo XXI Escudé lo comprobó - tiene prueba - y también yo, aunque tangencialmente. Pero ello no mengua ni exculpa la responsabilidad de Beraja en la comisión de actos que indirectamente atentaron contra la colectividad judía en su conjunto y que fueron improcedentes para el presidente de DAIA, no así para el presidente de un banco. No lo hizo solo.
 
3 - Es tiempo de auto crítica y de cambiar el rumbo

Es tiempo de auto crítica y de evitar recaer en silencios y en errores semejantes a los que se fueron cometiendo de manera creciente después del atentado.

Para superar ciertos vicios habría que apartar algunos actores políticos y al segmento de la burocracia de DAIA que introyectó y ejerció un modelo perverso de gestión, inclusive al interior de la propia organización.

¿Cómo se explica que el ex presidente Hercman y el actual presidente Donzis fueron autores y protagonistas del acto de premiación a uno de los encubridores de la massacre, Jorge «Fino» Palacios? ¿No repararon que estaban premiando la traición?
    
Como resultado de la mala actuación de esos dirigentes y de los funcionarios que tuvieron mayor exposición pública, DAIA fue perdiendo credibilidad y prestigio de una manera muy gradual. Y, con ello perdió identidad, representatividad y poder de lobby.

La gente informada, que en la era digital y de las redes sociales es mayoritaria, percibe los reales alcances y limitaciones de DAIA; percibe también las fracturas y los desencuentros al interior de la colectividad judía.

El «atrevimiento» de la Presidenta de la Nación de desconocer el status excepcional de DAIA, la institución que formalmente «representa políticamente a la colectividad judía», es un signo de lo que digo. Nadie se hubiera atrevido a hacerlo cinco años atrás.

El caso de AMIA es diferente por que su misión es otra.

Personalmente, soy escéptica respecto de las negociaciones entre Argentina e Irán sobre la participación directa de iraníes en el atentado. Irán tampoco va aceptar que apoyó el atentado con la complicidad silenciosa de Siria. Pero, como sentenció Netanyahu con gran sabiduría cuando días pasados visitó a Hollande, para hablar de las negociaciones de paz con los palestinos: «La única forma de que las tratativas tengan éxito es iniciarlas».

No me conmueve la preocupación expresada por altos dirigentes comunitarios acerca de que se corre el peligro de dilatar la investigación. Es un argumento poco inteligente y para nada convincente cuando se dejaron pasar sin pena ni gloria 18 años de inoperancia y, además se premió a la abogada contratada para representar a DAIA, Marta Nercellas. Abogada también de causas incompatibles que comprometen a la propia DAIA, aunque son ajenas.
 
Como judía me preocupa que una persona con la trayectoria de Claudio Avruj pueda presidir DAIA. Me preocupa también que haya quienes se atrevieron a proponerlo. Sobre su manera subrepticia de proceder, sin consideraciones éticas y con total falta de coraje moral hay prueba escrita y sellada, que no expongo por que escribir sobre comportamientos tan incalificables me resulta abominable. Y pienso que con lo poco que expongo, que además es de dominio público, alcanza y sobra. Seguramente sus patrocinadores saben de su inclaudicable fidelidad - «obediencia debida» a sus mandantes directos.

DAIA debe recuperar la orientación que legitime su existencia como organización de y para la comunidad. Hay que evitar toda forma de colonización privada. Ya conocemos la historia, esperamos que no se vuelva a repetir.

Si no se recorren los vericuetos de las relaciones de poder y los nichos de compromisos inconfesables, resulta imposible explicar la indiferencia con que la «representación política de la comunidad judía» olvidó las denuncias puntuales acerca de la obstrucción oficial a la investigación, formuladas en 1997 por la representante de Memoria Activa, contra el Gobierno de Carlos Menem.

Diez y ocho años después, con la perspectiva que otorga el tiempo, cobra singular relevancia el gesto de la multitud que en el tercer acto conmemorativo del atentado giró hasta dar la espalda al palco oficial y abucheó en señal de repudio los discursos del ministro del Interior de la Nación, Carlos Corach, y de Rubén Beraja. Ese día me encontraba en Minnesota. Aun recuerdo la apreciación de un colega judío argentino que muy preocupado me visitó y anticipó su palpito acerca de la próxima caída del Banco Mayo.
    
Ya entonces había evidencia del precio y del costo de la claudicación disfrazada de estrategia política. En búsqueda de evitar las dificultades y los «riesgos» que produce enfrentar al poder y más aun cuando hay cosas personales que ocultar, se llegaron a construir argumentos falaces como para exacerbar el miedo, entre éstos: se agitó la amenaza a un tercer atentado, como jamás antes se habían agitado las amenazas concretas recibidas en el contestador del teléfono de DAIA, entre 1992 y 1994, que tanto perturbaban a Verónica Goldemberg (z"l) porque cada vez que intentaba hablarlo con el «Licenciado», en cuanto lo proponía la respuesta era: «desgrabalas, archivalas y no lo comentes con nadie». Y no lo comentaba para no perder su puesto de trabajo.

Además de malos tratos también hubieron reiterados engaños… intentar encubrir las verdaderas causas del silencio ante un Gobierno que concretamente obstruyó la investigación empaquetándola de supuesta lealtad a los «altos intereses de Israel y de los judíos». La subordinación fue agradecida por el poder hasta que quedó al descubierto la futilidad de semejante cuidado. No obstante, después de la caída del dirigente emblemático siguieron las mismas prácticas. Y se vio crecer profesional y económicamente a otros retoños.

Pero los dirigentes de DAIA no estaban solos. Mucho antes de la tercera conmemoración del atentado, el rabino reformista Sergio Bergman silenció los inteligentes discursos con los que conmovía a la audiencia reunida en Plaza Lavalle y tomó distancia. En aquellos años, Jacobo Kovadloff comentó y se publicó, que alguien le había advertido a Bergman sobre los intereses que se podían afectar. Convertido en legislador de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Bergman retorna hoy postulando a Claudio Avruj como candidato a la presidencia de DAIA.

Vale la pena recorrer los antecedentes del candidato. Claudio Avruj ingresó a DAIA en 1995 como director ejecutivo adjunto de Alfredo Neuburger. En 1997 fue ascendido a director ejecutivo y permaneció 10 años, hasta que en 2007 sus contactos políticos lo catapultaron directamente a la Dirección de Asuntos Institucionales del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires. Y en octubre de 2011, como Director de Derechos Humanos del Gobierno de la Ciudad, defendió públicamente la contratación del Comisario Jorge «Fino» Palacios para el cargo de Jefe de la Policía Metropolitana, a pesar de saber que fue imputado por el fiscal Nisman y que sería indagado por el Juez Lijo por haber perjudicado la investigación del atentado al anticiparle a Kanoore Edul, en 1994, que se allanarían sus dependencias. Además comprometió al entonces Embajador de Israel en la Argentina adjudicándole a él la recomendación de Palacios al jefe de Gobierno Mauricio Macri.
 
Desde fines de 1995 en adelante, por debajo del discurso y de la narrativa oficial de DAIA, hay indicios de que se produjeron hechos que lesionan los intereses de la colectividad judía. Uno de los casos «inexplicable» salió a luz en abril de 2011 cuando se publicó en Wikileaks un cable que da cuenta de la visita de Alfredo Neuburger a la Embajada de EE.UU en Argentina para pedir que influyan sobre el fiscal Nisman con el propósito de que no investigue temas que podrían sacar a luz conductas comprometedoras para Beraja.

Una mirada sobre las sucesivas gestiones de DAIA desde 1994 hasta la actualidad, indica que hubo una continuidad de acción negativa para la causa judicial que es primordial. Cambiaron los presidentes pero la línea directriz permaneció; también se perpetuaron fieles burócratas que acataron las ordenes con la «obediencia debida».

Ello no excluye que en las sucesivas comisiones directivas de DAIA, desde 1994 hasta la fecha, hubo y hay gente proba, muy bien inspirada y con excelente formación que, seguramente, aportó al crecimiento de la organización, pero ello aun no trascendió lo suficiente como para reparar la imagen de DAIA.

En tiempos de democracia política la opinión pública cuenta. Prevenir y educar es un aspecto central de la lucha contra el antisemitismo y el antisionismo. Y ello hace muchos años que se perdió de vista. Hay conductas que persiguen la defensa y provocan la reacción opuesta. Comunicar es una ciencia.  

Escribo esto con dolor, Beraja fue uno de los líderes más inteligentes y bien formados que conoció la comunidad judía argentina. Lo admiré y lo respeté. Pienso que su compromiso con el judaísmo, la colectividad judía e Israel fue intenso y sincero, y tal vez lo siga siendo. Pero su desmedida ambición y omnipotencia, exacerbadas por los que se beneficiaban a su sombra, precipitaron su caída.  
 
4 - Para concluir:

Históricamente hubo gran cuidado en evitar que la afinidad con grupos ideológico-políticos nacionales permeara la actuación de DAIA, uno de los casos emblemáticos está representada en la tensión entre DAIA y OIA, durante el primer peronismo.

¿Qué tipo de inspiración debe orientar a quienes dirigen los destinos de DAIA? ¿Qué tipo de modelo se quiere emular?

Si se inspiran en gestas como las de Isaac Goldemberg cuando enfrentaba a Tacuara y ponía luz sobre los que a punta de navaja grabaron una cruz svástica en el pecho de Graciela Sirota,  habría que preservar y convocar a gente con autonomía de pensamiento y de acción, comprobada trayectoria ética, coraje moral y la modestia requerida para darse cuenta que, en ocasiones, es necesario consultar con gente que además de ser experta, piense diferente;  que no use a DAIA como plataforma de lanzamiento ni respondan a solapados mandantes; que su trayectoria y su imagen honren a DAIA y a la comunidad. Y, sobre todo que estén libres de conflictos de interés actuales e inclusive potenciales.

Lamentablemente, aquellos que propusieron a Claudio Avruj no advirtieron la importancia de preservar de forma y fondo la independencia de DAIA.  
 
¡Aun podemos evitar que personeros de la política nacional manipulen nuestra organización representativa!