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¿Otro magnicidio?

Itzjak RabinLos tres disparos que hace 20 años asesinaron al primer ministro de Israel, Itzjak Rabin, hacen que todos los años en esta fecha se escuchen los mismos comentarios, idénticos análisis sobre su herencia política. Su espíritu revolotea en cada discurso.

Así sucedió también éste último sábado en la concentración organizada en Tel Aviv en la plaza que hoy lleva su nombre. A medida que los años transcurren la efervescencia del público disminuye. Nuevas juventudes polarizan extremos.

El presidente Obama se hizo presente con un video especial para la circunstancia; Bill Clinton hizo acto de presencia física; su «Shalom Javer» (adiós amigo), pronunciado en el sepelio con el tiempo será posiblemente lo que más se recuerde de tan trágico acontecimiento.

Clinton aprovechó muy bien su viaje. Como principal lobista de la empresa Nobel Energy en el negocio del gas en Israel, logró que el único ministro que se oponía a firmar e impedía su aprobación definitiva fuera reemplazado. El problema se solucionó cambiándole la cartera; la asumió el propio Netanyahu, que además de primer ministro tiene a su cargo otros cinco ministerios. Hombre multiple. Ya anunció que en forma inmediata dejará desbloqueado el camino para la aprobación definitiva por parte del Gobierno del convenio con las empresas gasíferas. Dicen que el negocio del gas es de aproximadamente 300 mil millones de dólares. Pregunta: Como lobista, ¿a cuanto ascenderán los honorarios de Clinton?

Regresemos a la ceremonia de Rabin. Sobre la gran pantalla se repiten una y mil veces sus últimos minutos. El asesinato en vivo captado por las cámaras hasta en el más mínimo detalle. El verdugo, Ygal Amir, lejos de arrepentirse, en su prisión, recibe miles de cartas que le agradecen haber interrumpido un proceso político y cambiado la historia.

Se describe y muestra la noche en la que Rabin, feliz, expansivo y risueño, le cantaba a la paz. Se intenta evitar hablar sobre los motivos por los que se había organizado esa manifestación. Era una movilización popular y militante para responder a la incitación lanzada por el partido en aquel momento de oposición y hoy en el Gobierno, el Likud, y los grupos de extrema derecha contra el Ejecutivo, contra Rabin y contra Peres.

Una propaganda injuriosa, frecuentemente grosera y, en ocasiones, claramente amenazadora: rabinos que instaban a militares israelíes a la deserción. Otros que confesaban que sí alguna vez mataban a Rabin no lo lamentarían. En las colonias podían leerse inscripciones como «Muerte a Rabin» y carteles donde se lo veía con la kefiyya de Arafat o vistiendo uniforme nazi.

Aquella manifestación por la paz era una respuesta a esos ataques. El joven Amir, estudiante de Derecho en Bar Ilán, no estaba poseído por una especie de fuerza maléfica aislada que le inspiró un magnicidio.

Veinte años después nada parece haber cambiado. Ahora las redes sociales multiplican los efectos. Muestran a Netanyahu, al presidente Rivlin o a un juez de la Corte Suprema de Justicia nuevamente con kefiyya o uniforme de las SS. El abanico se extiende; clara anticipación de que todo puede volver a repetirse; las condiciones están dadas; los extremistas son cada vez más extremistas.

Un mes de noviembre que apunta muy movido. Comenzó con el recordatorio a Rabin. Ya la semana próxima se reúnen Obama y Bibi. Será el primer encuentro luego del duro enfrentamiento personal. Entre ellos nada mejoró, simplemente que las relaciones entre ambos países son institucionales y deben conservarse.

Mientras ellos hablarán de alta política, Netanyahu intentará explicarle didácticamente la influencia negativa de Irán.

El ministro de Defensa, Moshé Yaalón, se reunió con su colega norteamericano. El tema: las compensaciones militares y económicas que Israel recibirá por la firma del acuerdo nuclear entre Estados Unidos, las demás potencias e Irán.

Es en éste mismo mes que, luego de 30 años de detención, debe ser liberado el espía Jonattan Pollard, gestor del momento más tenso en las relaciones entre ambos países; demostración que se convirtió en el único espía que no fue liberado con anticipación al finalizar su condena. Ahora la gran pregunta es si una vez liberado lo dejarán salir de país para que se traslade a Israel. Lo espera un recibimiento de héroe. Seguramente en las próximas elecciones estará integrando el Likud junto a Bibi.?

Para Estados Unidos Siria se convirtió en un verdadero dolor de cabeza. El ingreso pleno al conflicto por parte de Rusia con tropas y armamentos cambió radicalmente las reglas de juego; llegó para quedarse. Rusia apoya al presidente sirio Assad. Obama, contra su voluntad, ahora se ve obligado a enviar un primer contingente de apoyo a los que se oponen a Assad. Los intensos bombardeos rusos demuestran que llegaron pisando fuerte en serio. Cada vez se acercan más a las fronteras con Israel. No hay que descartar posibles fallos humanos.?

Irán no se queda impasible. El levantamiento del bloqueo económico del acuerdo nuclear firmado con Estados Unidos liberó una impresionante masa de dinero que fluye masivamente alimentando a todos los grupos terroristas. Sin dinero ninguno puede moverse. Irán se los garantiza, los mantiene para que la chispa pueda saltar desde cualquier lado. Es parte de su política exterior.

Este mes de noviembre también puso sobre el tablero a un muy fuerte jugador. Aunque el presidente turco Erdogan ya lo era, las últimas elecciones lo fortalecieron. Casi un sultán, con el poder absoluto, su acercamiento a Hamás y al islamismo extremista lo convierten en un jugador peligroso. Europa en el tema de los refugiados también debe preocuparse; por las manos de Erdogan está el abrir o cerrar el grifo.

¿Qué cambió después de Rabin? Nada. Lo que para muchos es territorio ocupado para otros muchos es territorio recuperado. La semántica es la misma, pero si antes vivían allí aproximadamente 150 mil personas hoy ya son casi 400 mil. En la misma proporción se agrandaron las dificultades y diferencias para un acuerdo. Además desaparecieron los líderes en condiciones de asumir fuertes decisiones políticas y riesgos. Por lo tanto siempre lo más cómodo es tirar todo hacia adelante. No hacer nada puede resultar cómodo, pero es muy peligroso.

Lo único que se mantiene casi sin cambios es la posibilidad que en cualquier momento se escuche un fuerte boom. Existen demasiados frentes abiertos para ello.