Es sabido que la relación de Obama con Netanyahu no es precisamente de mejores amigos. Pero la de Israel y Estados Unidos bien sí lo es. Más bien de familia: uno le da dinero al otro, una multimillonaria asistencia económica, la mayoría militar, desde hace casi seis décadas.
No hay ningún país en el mundo que reciba más dinero de Estados Unidos para su seguridad que Israel.
El último acuerdo entre Washington y Tel Aviv de ayuda para defensa de Israel fue firmado por los gobiernos de Bush hijo y Ehud Olmert en 2007. Eran 30.000 millones de dólares por 10 años, de 2009 a 2018, sin contar los casi 700 millones que Estados Unidos invirtió en el programa antimisiles israelí Cúpula de Hierro.
Y Netanyahu llegó esta semana a Washington para aumentarla. Quiere ampliar la ayuda por otra década y que pase a una suma todavía no clara entre 4.000 y 5.000 millones de dólares anuales
Israel quiere esto como un paquete de compensación militar por el acuerdo de Irán y así poder mantener su ventaja militar sobre los demás países de Oriente Medio.
Es decir, Israel quiere más dinero y más tiempo justo por el mismo motivo que tensó las relaciones entre los dos aliados durante los últimos meses: el acuerdo nuclear con Irán, al cual se opone firmemente.
Incluso Obama dijo junto a Bibi en la Casa Blanca que no es ningún secreto que ambos tuvieron fuertes desacuerdos en el asunto del programa nuclear iraní. Pero eso no le impidió insistir en una idea que parece inamovible en Washington: la asistencia militar que proporciona no es sólo una importante parte de su compromiso con Israel, sino que también es parte importante de la infraestructura de seguridad de Estados Unidos en la región.
En marzo de 2013, Obama visitó Israel y corroboró la importancia de la cooperación entre las dos naciones, diciendo que aunque la aprobación de los paquetes de ayuda depende del Congreso, se mantendrá durante varios años.
En agosto de 2014, durante el operativo «Margen Protector» contra Hamás en Gaza, el presidente aprobó una ayuda de otros 225 millones de dólares para que Israel continuara fortaleciendo su Cúpula de Hierro, luego de la estructura jugara un papel fundamental en la defensa del país, especialmente para detectar y destruir cohetes lanzados por los terroristas.
La asistencia militar estadounidense a Israel asciende a 124.300 millones de dólares desde que se inició en 1962, según un reciente informe del Congreso. El reporte fue publicado en 2015 y lo elaboró el experto en Oriente Medio Jeremy M. Sharp para el Centro de Investigación del Congreso de EE.UU.
Por el apoyo norteamericano, las Fuerzas de Defensa de Israel son unas de las más sofisticadas del mundo, especialmente en términos tecnológicos. Además, el Estado judío desarrollado una industria de defensa que está entre las diez primeras del globo.
Sin embargo, Israel también recibe ayuda para otros sectores distintos al militar. Entre 2000 y 2012, la ayuda para Migración y asistencia para refugiados sumó 519 millones de dólares. Y sólo en 2015 esa ayuda fue de 10 millones de dólares. Esta asistencia ocurre desde 1973 y se hace a través de una organización filantrópica de Estados Unidos y la Agencia Judía para Israel en EE.UU.
Estados Unidos también apoya a Israel como garante de una línea de emisión de deuda pública en la que pone a disposición del país miles de millones. En ese sentido, Washington destinó un promedio anual de 3.671 millones de dólares desde 2009, cuando se hizo vigente el paquete negociado por Bush junior.
Desde 1957, Estados Unidos también financia hospitales y escuelas en Israel, a través de su Programa para Escuelas Estadounidenses y Hospitales en el Exterior, ASHA. El programa tiene como objetivo fortalecer escuelas, librerías y centros médicos que «mejor demuestran los ideales de norteamericanos en el extranjero». En ese sentido, entre 2010 y 2014, le dio a Israel casi 42 millones de dólares.
Además, desde la década de los '70, ambos países lanzaron diversos programas para el desarrollo del sector tecnológico que hoy es uno de los motores más activos de la economía. Las áreas de interés de esta cooperación son seguridad nacional, desarrollo electrónico, software, ciencias y energías renovables y alternativas. Al menos se destinaron 319 millones de dólares en becas y financiación para proyectos o individuos desde 1977.
En 2005, el Congreso norteamericano aprobó la Ley de Cooperación entre Estados Unidos e Israel para financiar diversos proyectos de nuevas energías. Entre 2010 y 2015 se destinaron más de 11 millones de dólares para esa iniciativa.
Washington le envía al Estado hebreo el total de su dinero en el primer mes del año fiscal a una cuenta en el Banco de la Reserva Federal que genera intereses, mientras otros países lo reciben en cuotas. Israel utiliza los intereses para reducir su deuda bilateral.
Por otro lado, Israel es el único país que puede utilizar dinero estadounidense para comprar productos o servicios a compañías de defensa de su propio país. La lógica para tal concesión es que le permite fortalecer su industria local y garantizar su ventaja competitiva.
En 2014, de los 3.000 millones de dólares de la financiación anual, sólo 15 millones fueron destinados a salud, educación y asuntos migratorios.
Ante este panorama, si bien la relación Obama-Bibi, salpicada de altibajos desde que el presidente asumió su cargo, no vive su mejor momento, la sintonía a nivel de Estado se muestra inquebrantable.