La última visita realizada por Netanyahu a Washington, y su reunión con Obama, podrían interpretarse como la búsqueda por parte de ambos por coordinar ciertas decisiones respecto a eventuales cursos de acción en relación a importantes cuestiones que se están desarrollando simultáneamente en Oriente Medio, región cuya complejidad se esta acrecentando día a día.
En ese marco, no puede ignorarse que las relaciones bilaterales durante la Administración Obama han estado caracterizadas por una mezcla de rechazo y desconfianza de la derecha israelí en el gobierno, por las posiciones asumidas por el presidente norteamericano en diversos temas de interés israelí.
Es por ello que Israel ha asumido una agenda propia en temas tales como el programa nuclear iraní, la situación actual en Siria y la falta de avances en las negociaciones con los palestinos.
La enumeración no es casual, sino que refleja el orden de importancia asignada a dichos temas.
Programa nuclear iraní
Israel considera que sería el más afectado ante una eventual adquisición por parte de Irán de la capacidad de producir armamentos nucleares.
Es por ello que propugna una acción directa contra la República Islámica. En ese contexto, necesita el apoyo de Estados Unidos, particularmente en la ONU, sobre todo por las repercusiones que generaría en la comunidad internacional ese ataque.
En tanto que, en el campo militar, el Estado hebreo mantiene una superioridad notable sobre todos los países de la región, a excepción de Turquía y el propio Irán.
Israel no sólo atacaría las instalaciones nucleares, sino también otros objetivos militares que reducirían la capacidad de repuesta del régimen de los ayatolas.
Asimismo, es poco probable que otros países de la región se solidaricen con Teherán, en términos de emprender alguna acción bélica contra Israel.
El único país aliado real de Irán en la región es Siria - Turquía lo es sólo circunstancialmente -, pero debido a su conflicto interno no está en condiciones de asistirlo en modo alguno.
Probablemente Israel debería soportar algunos ataques provenientes de Líbano y de la Franja de Gaza, responsabilidad de Hezbolá y Hamás, respectivamente.
El objetivo real de Israel es limitar el poder iraní, debido a que Teherán se ha ido convirtiendo en la única amenaza real a la seguridad de Israel en Oriente Medio.
La situación en Siria
Las autoridades israelíes siguen con detenimiento los sucesos en la vecina Siria. Sobre la suerte que pueda acompañar a Bashar al-Assad, tienen una posición similar a la adoptada con respecto a la salida de Mubarak del liderazgo egipcio, y es que a pesar de tratarse de regímenes autoritarios, garantizaban a Israel un mantenimiento del status quo en la región, una suerte de no paz y no guerra.
En ese sentido, la posibilidad de grandes cambios en Siria podría abrir la puerta, como ha sucedido en otros países árabes luego de las revueltas del año pasado, a la llegada al poder de islamistas, los cuales podrían adoptar posturas más activas y agresivas sobre Israel.
También preocupa sobremanera que el conflicto actual derive en una abierta y descontrolada guerra civil, cuyas consecuencias podrían arrastrar a Oriente Medio a un conflicto militar de magnitudes impredecibles, por los actores e intereses en juego.
Por último, debe recalcarse que todo lo que suceda en Siria afectará a Líbano, que tiene un equilibrio político precario y que está recibiendo un flujo incesante de refugiados sirios.
Las negociaciones con los palestinos
En cuanto a las cuestiones pendientes con los palestinos, no se han detectado avances positivos de ninguna clase.
La ola de reconocimientos al Estado palestino acaecida en 2011 parece sólo haberse constituido en un hecho simbólico, quedando pendiente el improbable reconocimiento por parte de Naciones Unidas, que de darse podría darle alguna esperanza a las aspiraciones palestinas.
De todos modos las facciones rivales palestinas de Hamás y Al Fatah han aprovechado el tiempo y acordaron una suerte de reconciliación que plasmaron en una acuerdo que establece que el presidente y líder de Al Fatah, Mahmud Abbás, encabezará el Gobierno de unidad nacional conformado por funcionarios independientes, que deberán preparar las futuras elecciones presidenciales y legislativas.
Se trata de un intento más, que ha despertado muchas interrogantes. Es que ambos grupos tienen visiones propias muy diferenciadas, las cuales resulta difícil conciliar.
El beneficiado de ello sigue siendo Israel, ya que sigue dilatando una solución, que le permite por un lado abocarse a los problemas internacionales antes descriptos, y por otra parte seguir consolidando cotidianamente la construcción de asentamientos en Cisjordania, con una comunidad internacional, que hace mucho tiempo parece haber dejado a solas a los palestinos con su destino.
A modos de conclusión
A pesar de lo conflictivo del vecindario medioriental, Israel parece estar solidificando su poder, a tal punto que muchos analistas consideran cada vez más probable que se concrete una acción militar unilateral contra Irán, sin el apoyo inicial de Estados Unidos, que de tener éxito erigiría un escenario regional sin rivales de magnitud que pusieran en peligro la seguridad del Estado hebreo.
En cuanto a Siria, Israel no puede influir en el desarrollo de los acontecimientos, aunque debe estar alerta por la posibilidad que el conflicto exceda las fronteras y comprometa su seguridad.
Finalmente, si Israel consolida su liderazgo regional, a los palestinos les será cada vez más difícil concretar su sueño de convertirse en un Estado independiente.
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