Parecería una alucinación. Es imposible que haya sucedido en la realidad. Un asesinato planificado, premeditado, ejercitado con diferentes sistemas para encontrar la clave más adecuada y eficiente. La matanza de seis millones de personas - bebés, niños, mujeres, hombres - sólo porque eran judíos.
Hace unos minutos, mi mente decidió que hoy despertáramos a las cinco de la madrugada. No discutiré ahora con mi biología y, a cambio de dar infructuosas vueltas en la cama para retornar a las ondas freudianas, mejor opto por esa deliciosa melodía de los dedos que oprimen el teclado de mi computador que por suerte dejé encendido.