Estimados,
Ya no sé si me alegra o me entristece que pasen los años. Como todos, llevan su carga de ceniza y amargura; amén de alguna dicha memorable, los veo caer dentro del saco que arrastro hace tiempo sobre la espalda con un ruido de tierra seca y alguno que otro golpe bajo. Cosas que uno ha perdido, cosas que uno ha ganado. ¡Qué poco se parecen a los sueños!