Mujer y rabino, Alona Lisitsa (43), nacida en Kiev, Ucrania, y en Israel desde 1991, se convirtió en la primera mujer rabino que entra en un consejo religioso, y desde su perspectiva del judaísmo reformista trata de romper la hegemonía asfixiante que ejercen los ortodoxos y dar acceso a la mujer a todos los ámbitos religiosos.
Esta esposa y madre, experta en Talmud y leyes judías, profesora de futuros rabinos, asegura que «el reformismo se está convirtiendo en la corriente principal» del judaísmo, una religión en la que lo importante es la pregunta y la búsqueda de nuevas interpretaciones a un texto de miles de años.
Lisitsa asegura que los israelíes «estamos cansados del conflicto con los palestinos y preparados para un acuerdo basado en dos Estados. «Pero el problema es la confianza: nosotros no confiamos en ellos ni ellos en nosotros».
La rabino considera que la brutalidad del Estado Islámico (EI) no se basa en el Corán. «No son gente religiosa, son gente violenta buscando excusas», sentencia. Y también se muestra sorprendida de «la rabia y la violencia de las demostraciones propalestinas en el mundo». Y es que la judeofobia es «algo así como el pecado original mudial».
- La imagen de una mujer rabino todavía es chocante en Israel.
- Es verdad. Es un proceso. Israel es un monopolio ortodoxo desde el mismo inicio del Estado. La gente cree que, si eres judío, tienes que ser ortodoxo, y si no, laico. Todo o nada. Pero las cosas están cambiando. Los israelíes están un poco hartos del establishment ortodoxo y buscan algo más relevante en sus vidas. Hay mujeres rabino, aunque no muchas. Son algo más común en Estados Unidos o en Reino Unido. Las mujeres alcanzaron puestos determinantes en la sociedad israelí, ¿por qué no va a haber mujeres rabino? Las mujeres ortodoxas comenzaron a estudiar el Talmud, el reformismo se está convirtiendo en la corriente principal del judaísmo.
- ¿Por qué se hizo rabino?
- No practicaba mucho, pero estaba buscando algo. El rabino de la pequeña congregación donde me encontraba me preguntó por qué no estudiaba para ser rabino. El principal impulso era el estudio. Me gusta estar sentada con libros y estudiar. Fui rabino en una congregación durante cinco años. Ahora enseño en la yeshivá, donde se forman futuros rabinos. Me gusta, pero lo que prefiero es estudiar. Es un mandamiento. Cada judío debe estudiar diariamente algunos versículos, alguna ley. La forma en la que estudiamos en la yeshivá es con el mismo libro, sentado el alumno junto al profesor y cada uno interpreta el mismo pasaje. Tienes que luchar, tratar de aproximarte a la verdad, al verdadero sentido del texto. Cuando haces eso, aprendes no tanto del texto como del otro, de su interpretación, y eso es lo más interesante, porque en ocasiones, a pesar de que es un texto que fue estudiado durante miles de años, se encuentra alguna nueva forma de verlo. Tienes que ser muy activo en el aprendizaje y plantear preguntas difíciles. Lo importante es la búsqueda. Si aceptas todo o niegas todo, no ocurre nada. En el Talmud hay cuarenta formas diferentes de referirse al acto de plantear preguntas, porque la pregunta es importante.
- Es la primera rabino que llega a un consejo religioso, concretamente al de Mevasseret Zión, una pequeña localidad cerca de Jerusalén. ¿Costó mucho?
- Antes que yo hubo una mujer, aunque no era rabino. Tomó su tiempo conseguirlo. Hubo un montón de titulares en los periódicos. La reacción de los integrantes masculinos del Consejo fue muy respetuosa. Esos consejos tratan cuestiones de servicios religiosos, los que la gente necesita para casarse, los de las sinagogas. Es una localidad pequeña, de unos 20.000 habitantes, así que no hay muchos asuntos, pero creo que mi presencia allí es más una declaración política. Israel es una democracia, hay que cumplir la ley y no puedes hacer lo que quieras. Hasta ahora, cuando llegaba alguna mujer o algún reformista a los consejos, dejaban de reunirse. Y en mi caso, es muy importante para mi congregación y para el lugar que la gente se siente conmigo y discuta. Es una victoria real de la democracia.
- ¿Se pude considerar a Israel como un Estado religioso?
- No hay separación entre religión y Estado. En Israel no tenemos por ley matrimonios civiles ni funerals laicos. Ésta es una lucha de años de muchos israelíes liberales. Una pareja que quiere casarse legalmente de forma civil tiene que viajar al extranjero. No obstante la situación va mejorando, y se ve por ejemplo en la educación, que está muy secularizada.
- ¿En el movimiento reformista judío todavía creen en la paz?
- La última operación en Gaza fue realmente muy dolorosa para ambos lados. Diría que, desde el punto de vista de la sociedad israelí, hubo un cambio. La mayoría de la gente quiere una solución y comprende que necesitamos dos Estados. El problema es la confianza. Nosotros no confiamos en ellos, ni ellos en nosotros, y cada parte tiene buenas razones para ello. Tenemos una larga y desagradable historia. La tierra de la que hablamos es muy pequeña. ¿Alguien puede confiar en que no se pondrán cañones o lanzaderas de misiles en las colinas frente al Aeropuerto Ben Gurión? Si dividimos el territorio, habrá zonas de 20 o 30 kilómetros de ancho. Podemos colocarnos al borde del desastre. La gente está muy cansada.
Los palestinos de Gaza están entre la espada y la pared. Si soldados armados con fusiles entran en tu casa, ¿qué vas a hacer? No puedes resistir mucho si tienes hijos. Los periodistas internacionales no pueden contar la verdad, porque tienen miedo, y no les culpo.
Nosotros perdimos a más de setenta personas. No quiero decir que unas víctimas duelan más que otras. Nuestro Ejército no es profesional. En esta operación participaron tres o cuatro amigos de mi hijo. No quiero pensar cómo se sentían sus padres. Son tus hijos, tus hermanos, tus maridos. Cada día temes ver la televisión porque puedes encontrarte el nombre de alguien que conoces. Estamos muy hartos de esto y por eso la gente está preparada para un compromiso. Pero el problema es que no confiamos en que el Gobierno palestino tenga el deseo, y el poder de parar esos grupos terroristas. Los políticos sí tienen deseos de paz, pero hay demasiadas pequeñas fuerzas que no pueden controlar, y es muy peligroso. Esta vez dispararon contra Jerusalén, Tel Aviv, Haifa y Beer Sheva . ¿Qué pasará la próxima?
- Y ahora tenemos el problema del Estado Islámico.
- Da mucho miedo. Cualquier religión que va al extremismo termina mal. Ahí están las Cruzadas, las masacres de Europa y lo que está ocurriendo ahora.
- El Papa Francisco dijo que el siglo XXI sería espiritual, religioso, o no sería, pero, si es para esto, no sé si vale la pena.
- No sé si estos jóvenes son religiosos, lo que sí son es realmente violentos. Les encanta matar gente, la sangre. No sé si conocen el Corán, si lo estudiaron. Parece como si las ideas religiosas fuesen simplemente el pretexto. Puedes interpretar lo que quieras de los textos judíos, de los cristianos o de los musulmanes. Si quieres matar, encontrarás la justificación para matar. Si quieres vivir en paz, encontrarás la prueba de que Dios te ordena vivir en paz. Cada uno encuentra lo que su corazón quiere encontrar.
- Hay mucha gente en el ese grupo terrorista que se crió en Israel, Europa, Estados Unidos o Australia, y que parece vivir frustrada.
- Se ha criaron en esos lugares, pero en familias musulmanas. Lo que muestra esto es un alarmante problema educativo. Quizá dichas sociedades no trata bien a las minorías musulmanas, las discriminan. Pero no creo que las respuestas más apropiadas de sus dirigencias sea matar gente.
- Los actos de judeofobia siguen en el mundo. ¿No aprendimos la lección de hace 70 años?
- Es realmente triste, pero es algo así como el pecado original. Es triste porque ahora hay grandes oportunidades de llegar al conocimiento, puedes leer, puedes encontrar a gente. No es como en la Edad Media. Lo absurdo de esta gente antisemita es que conocen muy poco a un judío o apenas hablaron con él. Así que este odio está basado en estereotipos, una educación inadecuada, ideologías falsas o una interpretación errónea de determinadas ideas. Viendo a veces comentarios en las redes sociales o internet, serían mensajes cómicos si no fuesen tan violentos. No conocen nada. Pero por otro lado es un fenómeno peligroso, porque esta gente mata.
- Lo terrible del caso es que ahora mucha judeofobia viene de la izquierda.
- La gente perdió la brújula moral. Si alguien es presentado como una víctima, entonces tiene razón. Recuerdo que una vez mi hijo tuvo una pelea con un compañero de clase. Él era deportista y de mayor tamaño. Y el compañero le estuvo provocando durante mucho tiempo. Yo no estaba nada contenta con lo ocurrido, pero la otra madre dijo: ¿quién tiene más heridas, quién tiene más lastimaduras? Por tanto, la víctima tiene razón. Pero no, no se juzga así. Hay que tener en cuenta la situación. Si eres débil, eres pobre o recibes más golpes, tienes razón. Pero el mundo es más complejo. Hay que mirar cuál es la verdadera causa del sufrimiento, qué parte corresponde a la sociedad, qué parte a uno mismo. Y cuando veo las demostraciones propalestinas en el mundo me sorprende la rabia y la violencia. Reconozco el derecho de una persona a expresar sus opiniones, pero ¿es necesario hacerlo de una manera tan violenta? Es muy triste de ver.
- ¿Es posible el diálogo entre religiones? ¿Es conveniente?
- Si la gente lo desea, es posible. Estuve durante años en el Consejo de Coordinación Interreligiosa de Israel, en el que están musulmanes, cristianos y judíos. A un nivel personal, el respeto y la colaboración es posible. Podemos creer diferentes cosas y respetarnos. Es necesario conocer las tradiciones de cada uno. Y el rol de la educación es crucial. Si a los niños cristianos se les dice que los judíos fueron los que mataron a Jesús, y es lo único que conocen, y si los niños judíos conocen únicamente que los musulmanes son terroristas que matan judíos, entonces no hay camino al diálogo. Y tenemos que comprender que estamos aquí para cambiar el mundo. Dios invierte su poder en nosotros, no podemos esperar que Dios consiga la paz mundial, nosotros tenemos que hacerlo. Hacer lo posible por respetarnos unos a otros.