Como presidente de la Fundación Internacional Raoul Wallenberg, Eduardo Eurnekian dedica tiempo, energía y recursos al noble objetivo de reconocer a aquellos héroes que han salvado a gente perseguida, tanto en el Holocausto como en otros conflictos, y de transmitir sus legados mediante programas educativos para las jóvenes generaciones.
Bajo su dirección, la Fundación Wallenberg honra a salvadores de países tan diversos como Brasil, Grecia, Suiza, Polonia o Francia, entre muchos más.
El pasado 27 de enero, se celebró en todo el mundo el Día Internacional del Holocausto y es menester recordar también la recompensa de 500.000 dólares, ofrecida por la Fundación Wallenberg a toda persona o entidad que pueda suministrar información científicamente verificable acerca del destino y el paradero de Raoul Wallenberg y de su chofer, Vilmos Langfelder, quienes desaparecieron el 17 de enero de 1945 después de haber sido arrestados por las tropas soviéticas que liberaron la ciudad de Budapest del yugo nazi.
Asimismo, trascendió de fuentes allegadas a dicha ONG que la misma lanzará una nueva iniciativa destinada a recordar lugares físicos relacionados con actos de salvación. Sin duda, se trata de un proyecto sin precedentes.
En este contexto, la entidad presidida por Eurnekian brega por la apertura total e irrestringida de los archivos de la KGB, ya que los mismos pueden echar luz a esta tragedia humana y permitirían dilucidar el destino del héroe sueco.
El Ombusdman para Derechos Humanos, Vladimir Lukin, expresó el apoyo incondicional a dicha postura, indicando que «ya es hora de que Rusia publique los archivos sobre la circunstancias de la muerte del diplomático sueco….si tenemos la minima información que no fue dada a conocer, la misma tiene que ser publicada….se trata de un hecho histórico que debe ser revelado».