Si nos dejamos llevar por la estadísticas, el ayuno de Yom Kipur es el precepto más observado por los judíos a lo largo y ancho del planeta. Sólo una cuestión de imperiosa necesidad hace que la gran mayoría de los judíos dejen de ayunar en ese día.
¿Porqué dicho precepto ejerce tanto magnetismo? ¿Qué tendrá de especial que ha sido elevado por encima de todos los demás? ¿Porqué un judío puede no cumplir sistemáticamente 612 preceptos de la Torá menos el ayuno de Yom Kipur? ¿Porqué - si va a cumplir sólo uno - no elegir algo menos doloroso? ¿Porqué es este el único precepto que ingresa en el currículum de la gran mayoría de los judíos del globo?
Vamos a pensar en las diferencias que existen entre un currículum y una biografía.
El currículum es perfecto, es «marketinero». Allí sólo incluímos aquellos aspectos de nuestras vidas que - creemos - merecerían ser destacados y podrían darnos algún rédito. Nadie escribirá jamás sus fracasos, despidos o frustraciones en un currículum.
La biografía, por el contrario, lo incluye todo: lo destacado y aquello que quisiéramos ocultar.
Un currículum es sintético; una biografía abunda en detalles. Un currículum es obra de nuestras propias manos. Una biografía, si pretende alguna objetividad, debe ser escrita por otras personas.
Dios en estos días del año, los Iamim Noraim, no lee nuestro currículum; lee nuestra biografía. En ella estará incluído todo; nada podrá ocultarse. Los fracasos no se podrán disfrazar de éxitos, ni se conseguirán inflar las cifras de nuestros logros.
En nuestro currículum, por ejemplo, podría estar escrito:
* 5771 - Ayuno en Yom Kipur.
* 5772 - Ayuno en Yom Kipur.
* 5773 - Ayuno en Yom Kipur.
Pero en este día no es nuestro currículum lo que cuenta. En este día debiéramos sentirnos como si estuviéramos parados frente a un espejo que nos devuelve - tal vez - la imagen que no quisiéramos ver; la imagen de nuestra biografía y no la farsa de un currículum armado a pedir de nuestro orgullo.
El asunto no es si ayunamos en 5772 y en 5773. La pregunta es cuánto repercutió ese ayuno en nuestras vidas. Cuánto nos esmeramos para incorporar ese ayuno a nuestro «sistema». Cuánto nos ayudó a cambiar. Ayunar y no abrir el corazón al arrepentimiento es como apretar el acelerador a fondo teniendo el auto en punto muerto.
El profeta Isaías nos dirá desdes las líneas de la Biblia: «¿En el día de vuestro ayuno vais tras vuestros negocios?»… «¿He aquí que ayunáis para seguir peleando y discutiendo; para herir con el puño de la maldad?»… «¿¡A esto llamáis ayuno!?». «El ayuno que he elegido para vosotros es para compartir vuestro pan con el que tiene hambre y para que traigas a los pobres que rechazasteis a vuestras casas».
¿Qué significa todo ésto? ¿Que el ayuno no vale? No. De ninguna manera.
Significa que el ayuno es parte de un contexto y una biografía. El ayuno tiene un día después que los currículums por lo general olvidan y callan; pero las biografías no mienten.
«¿¡A esto llamáis ayuno!?» ¿Ayunáis para no cambiar? ¿Para que el día después sea igual al día anterior?
Yom Kipur, el día más sagrado y solemne del año, es el tiempo que Dios nos ha regalado para delinear los últimos trazos de nuestra biografía con sinceridad, compromiso y convicción; porque las biografías no mienten.
¡Gmar Jatimá Tová!