«Justicia, Justicia, perseguirás»
- Parashat Shoftim contiene entre sus líneas una significativa cantidad de leyes referidas a la organización del Estado y de la Justicia.
Los temas se van sucediendo con una rapidez asombrosa. Se comienza hablando del establecimiento de tribunales de justicia, luego se habla del respeto a sus veredictos y de allí se pasa a definir el cargo del rey y las limitaciones de su función.
Sin embargo, después de abundar en detalles acerca de estas leyes, la Torá cambia de rumbo y pasa a hablar de la guerra.
«Cuando salgas a guerrear contra tus enemigos, y vieres caballos y carros, un pueblo más numeroso que tú, no les temas, pues el Eterno, tu Dios, está contigo, el que te hizo salir de la tierra de Egipto» (Dvarim; 20-1).
El político francés Georges Clemenceau dijo que «la guerra es un asunto demasiado serio como para dejarlo en manos de generales». Tal vez por eso, la Torá considera imprescindible establecer límites a un acto que, por definición, pareciera no tenerlos.
La Torá se encarga de decirnos que la guerra no es el juego del «vale todo». Existen normas éticas a la hora de la batalla y ciertas barreras que no deben ser traspasadas. La victoria no debe cegar los ojos del hombre y autorizarlo a cometer abusos escudándose en la inmunidad que brinda su condición de vencedor - o bien - en el anonimato que otorga el combate. La guerra - aunque parezca mentira - también tiene reglas y la Torá se encarga de mencionarlas.
RaSHI tiene un interesantísimo comentario acerca de esta sucesión temática entre justicia y guerra. ¿Por qué la guerra sucede a la justicia? ¿Qué tiene que ver un tema con el otro?
Dice RaSHI: El texto vincula la salida de la guerra a la justicia para decirte: si haces justicia, de seguro que vencerás al salir a la batalla.
Este comentario de RaSHI, no hace más que poner bajo la lupa uno de los temas más candentes de nuestra realidad israelí: los límites de la guerra. ¿Cómo hacer para empuñar armas en defensa propia y mantener la altura moral que emana de nuestra tradición? ¿Cómo hacer para defender nuestra integridad física sin perder integridad espiritual?
Y lo más complejo: ¿Cómo discriminar entre la crítica antisemita y judeofóbica que lastima a Israel de la crítica legítima que habla de abusos de poder entre nuestros soldados que denigran a otros seres humanos por el sólo hecho de vivir detrás de una Línea Verde?
Israel tiene desde hace más de medio siglo un desafío que le fue ajeno durante casi dos milenios: ¿Cómo hacer la guerra sin dejar de ser quién es? ¿Cómo seguir siendo Yaakov y no transformarse en Esav? ¿Cómo entender que el arma es un medio y no un fin? ¿Cómo defender una causa justa de manera justa?
El inicio de Parashat Shoftim hace hincapié en este último punto.
Parashat Shoftim contiene entre sus primeras líneas uno de los incisos más conocidos de toda la Torá: «Tzedek, Tzedek Tirdof» - «Justicia, Justicia perseguirás».
¿Por qué este imperativo de buscar justicia contiene dos veces la palabra «Tzedek» (Justicia)? ¿No bastaba con decir «Justicia perseguirás»?
Nuestros antepasados nos dicen: «Incluso a la justicia la debes perseguir por medio de la justicia».
Las causas justas se defienden transitando caminos justos y acertados. Los objetivos nobles - como es defender nuestra tierra - se alcanzan utilizando métodos nobles.
¡Shabat Shalom!