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Diplomacia arrasada

zbibiEl legado histórico del mandato de Netanyahu quedará grabado como una de las etapas más funestas de la historia del pueblo judío. Su obstinación por mantenerse en el poder con el objetivo de materializar la conquista territorial de Cisjordania no deja de carcomer incesantemente históricos logros de la sociedad israelí.

Bibi puede sentir orgulloso de una larga lista de resonantes triunfos:

* Sepultar definitivamente toda posibilidad de un arreglo pacífico con los palestinos.

* Degenerar el judaísmo histórico incorporando valores que reconocen la desigualdad y discriminación del no judío.

* Corromper normas básicas de un sistema democrático para permitir una conducción cuasi despótica, caza de brujas de opositores y favorecer política y económicamente a allegados.

* Proyectar a sus generales como incapaces de sobreponerse a una ola de ataque de jóvenes palestinos con cuchillos, tijeras y armas de la Segunda Guerra Mundial pese a que él personalmente se jacta de ser el único capaz de neutralizar la supuesta bomba atómica iraní.

En los últimos tiempos se hace evidente otro aporte importante: En su función de primer ministro, y ahora también con la cartera de canciller en sus manos, Bibi va en camino  de arrasar y dejar tierra quemada en la afamada  diplomacia israelí.

Todo comenzó con su arrogante plan de arrastrar a EE.UU y potencias de Occidente a la guerra contra Irán, en un duro enfrentamiento con Obama. Para este objetivo no escatimó esfuerzos en la búsqueda de apoyo de  parlamentarios del país del norte muy bien «secundados» por intereses políticos y económicos del poderoso lobby judío de esa nación.

El estruendoso fracaso diplomático que sufrió el premier hebreo representó un punto de inflexión a partir del cual se puede percibir una diplomacia israelí en caída libre.

Históricamente, países de la Unión Europea (UE) se posicionaron reiteradamente en contra de la colonización judía de Cisjordania y tiempo atrás amenazaban, con muchos titubeos, con la posibilidad de exigir etiquetar productos israelíes procedentes de esos territorios.

La firma del acuerdo de las potencias del mundo con Irán fue el detonante que permitió a este grupo decidir la inmediata imposición de la norma. Como represalia, Netanyahu ordenó aislar a la UE de toda negociación futura con palestinos. Pocos meses fueron suficientes para convencer a Israel del error de su bravuconada sin más posibilidades que retractarse con la cola entre las patas. En estos días Netanyahu y Federica Mogherini, la canciller europea, decidieron dar por finalizado el cortocircuito entre ellos y reanudar la participación de Europa en la región sin retornar a la situación original. La decisión de etiquetar productos israelíes procedentes de Cisjordania quedó en vigencia [1].

Bajo el mismo ambiente diplomático, el gobierno brasileño se envalentonó y decidió no responder a la nominación de un líder de colonos judíos de Cisjordania como futuro embajador israelí en ese país. Pese a pretender proyectar una posición inamovible, da la impresión que un saldo comercial favorable a Israel de 750 millones de dólares anuales convencerá a Bibi a meter el orgullo nacional judío en algún cajón del escritorio de su cancillería.

A estos acontecimientos, sobre los cuales no hay mucho de que ufanarse, se le debe sumar las posibles y dramáticas consecuencias de dos significativos avances diplomáticos.

Las negociaciones con Turquía a efectos de dar por terminada la controversia alrededor de la flotilla de 2010 podrían concretarse en un escandaloso revés para Netanyahu. Israel ya reconoció su responsabilidad y está dispuesto a compensar económicamente la muerte de 12 activistas. Resta sólo verificar hasta que punto Israel está dispuesto a ceder ante la inamovible exigencia turca de liberar el bloqueo a Gaza, único motivo del ataque a la flotilla.

La diplomacia francesa se cansó de ver pasar el tiempo sin resultados. En una reciente visita su canciller, que mientras tanto renunció al cargo, expuso su tajante iniciativa. El país galo demanda el inmediato comienzo de negociaciones entre las partes a los efectos de llegar a la solución de dos Estados sobre los límites de 1967 con Jerusalén como capital de ambos. En caso negativo, Francia reconocería oficial y unilateralmente la existencia de un Estado palestino independiente [2].

El convencimiento de la situación caótica de la diplomacia israelí es característico de todo el espectro político nacional. Desde la oposición de izquierda, Itzjak Herzog llamó a «salvar a la cancillería» [3], y Uri Sabir, ex director general de ese organiamo afirmó que «la lenta desintegración de la cancillería israelí es el resultado de las políticas de Netanyahu» [4].

El Parlamento israelí expuso su preocupación con la creación de un lobby especial para fortalecer la estructura del servicio exterior israelí dado que «la diplomacia hebrea está pasando una dura crisis que afecta considerablemente sus posibilidades y logros» [5].

También la derecha hizo escuchar su grito de alarma. Avigdor Liberman, ex canciller y representante del ala ultranacionalista, sostuvo que «Netanyahu lleva a cabo un pogromo en la cancillería. Está convirtiendo el Ministerio de Exteriores en un cuerpo impotente y desprestigiado» [6]. Yehuda Ben Meir, ex viceministro de Exteriores y parlamentario por el Partido Religioso Nacional de tendencia nacionalsta-religioso recalcó categóricamente que «Netanyahu destruye la cancillería israelí» [7].

Diplomáticos israelíes tampoco ahorraron palabras para exhibir esa anárquica situación que atraviesa el Ministerio de Exteriores durante la última Conferencia Anual de Embajadores llevada a cabo recientemente en Jerusalén. De boca de funcionarios profesionales retumbó la protesta «La cancillería se desmorona, Netanyahu quiere liquidarnos» [8].

En este claro desliz a un desastroso e inevitable futuro, hay quien está dispuesto a traicionar la profesionalidad periodística tergiversando la imagen proyectada. A diferencia de la mayoría de los canales informativos israelíes, ciertos medios judíos de la diáspora prefieren persistir en su servilismo y mantener a todo precio su lealtad al gobierno de Bibi e Invierten denodados esfuerzos en interponer anteojeras ideológicas que impiden una lectura correcta de la realidad y les permiten describir una imagen idílica inexistente.

La Agencia Judía de Noticias (AJN) es un claro ejemplo de esa conducta. Este organismo participó como invitado especial de esa Conferencia Anual de Embajadores para posteriormente proyectar una imagen color rosa de que «estamos empezando una nueva etapa... tras una semana de fructíferos debates y encuentros». Todo marcha viento en popa [9].

Expuesto a esos informes, probablemente, el público judío no logre comprender el significado de una diplomacia israelí arrasada, pero debe saber que tarde o temprano se le reflejará en una realidad frente a sus propios ojos.

Ojalá me equivoque...

[1] «Netanyahu dialogó con la canciller europea»; Nana 10; 1.2.16.

[2] «Iniciativa francesa: dos Estados en 18 meses»2; Ynet; 20.5.16.

[3] Discurso de Herzog en Facebook: «Salvar la cancillería»; 12.6.13.

[4] «Sin política exterior, la cancillería se desintegra»; Uri Sabir; Al Monitor; 7.6.15.

[5] «Lobby para fortalecer la estructura de la diplomacia israelí»; Parlamento israelí.

[6] «Liberman: Netanyahu lleva a cabo pogromo en la cancillería"; Walla; 8.8.15.

[7] «Bibi destruye la cancillería israelí»; Yehuda Ben Meir; Haaretz; 2.6.15.

[8] «Embajadores: La cancillería se desmorona”, Ynet; 9.2.16.

[9] «AJN participó en la Conferencia de Embajadores Israelíes en Jerusalén»; AJN; 7.2.16. «Entrevista a Embajadora en Argentina»; AJN; 3.2.16.