Más de 2.000 personas se manifestaron frente a las oficinas del Gobierno en Tel Aviv, como así también en Jerusalén, Haifa y Beer Sheva, para volver a reclamar por la justicia social, la situación de la vivienda pública en Israel, y en señal de solidaridad con Moshé Silman, quien se prendió fuego el sábado como acto de reclamo.

Los protestantes bloquearon la autopista Ayalón y otras arterias de Tel Aviv, donde los conductores permanecieron pacientes. Algunos se sumaron al reclamo haciendo sonar sus bocinas. Antes de comenzar la marcha, se leyó en voz alta la carta que dejó Silman, junto a los gritos de «Bibi y Steinitz váyanse a casa».
 
Silman sufrió quemaduras en más del 90% de su cuerpo por lo que  sigue hospitalizado en estado crítico en el Centro Médico Sheeba. Sus familiares dijeron que sufrió insuficiencia de órganos y los médicos aseguraron que las posibilidades de que sobreviva son escasas.

En Haifa, donde Silman y su familia residen, unas 100 personas se reunieron en señal de apoyo. Los manifestantes llevaban carteles que decían «No se trata de una tragedia personal, sino una mala política» y «Todo Israel es Moshé Silman».
 
Uno de los manifestantes, Yossi Baruch, dijo que la multitud no se reúne con el fin de «santificar la sangre o la muerte, sino para expresar solidaridad con el sufrimiento humano. La angustia de Silman no era personal, sino que es compartida por millones de israelíes. No es un caso aislado. Él había dicho que iba a hacer algo que iba a sacudir a este país».

Mientras tanto en Jerusalén cinco manifestantes fueron arrestados mientras intentaban bloquear la avenida King George. Allí, Yael Shelem, residente de la ciudad capital, declaró su solidaridad y explicó que «la persona que se prendió fuego no se suicidó, sino que está gritando de desesperación y dolor después de que el Gobierno la abandonó, y aparte tampoco la deja gritar porque en tal caso, la policía la reprime con brutalidad».

«La gente salió a la calle porque está enfurecida, enojada y triste por lo que sucedió. Estamos gritando contra el fracaso del Gobierno, el cual queremos que se responsabilice por los hechos que llevaron a Moshé Silman a hacer lo que hizo», dijo el activista Michael Solsbery.
 
«La gente no llega a ese nivel de desesperación por nada. Esa desesperación tiene una dirección, y es la del Gobierno que no fue capaz ofrecer soluciones de vivienda y que abandona a las personas en condiciones como las de Silman», agregó.
 
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