Imprimir

Aún no líder

La liberación de Shalit por sí sola no convierte a Netanyahu en un líder. Bibi será considerado un verdadero estadista el día que acepte que decisivas concesiones no se hacen sólo por un solo soldado, sino por un acuerdo de paz con fronteras seguras para todo el pueblo.

Algún día se le formulará a Bibi la pregunta clásica: "¿Qué haz hecho por el país?" él pensará y pensará, y al final responderá: liberé a un soldado secuestrado de su cautiverio. Sí; a un jóven soldado.

Si le presentaran la misma pregunta a David Ben Gurión, hubiese respondido: fundé el Estado de Israel. Al mismo interrogante Menajem Begin contestaría que él firmó la paz con Egipto. Itzjak Rabín hubiera respondido que logró una serie de acuerdos de paz, incluyendo el reconocimiento del principio de dos Estados en los Acuerdos de Oslo firmados en una ceremonia festiva en la Casa Blanca.

Ariel Sharón contestaría quizás, que él fue el primero de los mandatarios que desalojó por fuerza a los asentamientos de Gush Katif en Gaza con la esperanza de acabar con el sueño del "Gran Israel". Ehud Barak podría haber respondido que él hizo lo que nigún mandatario se atrevió anterioriormente: ordenó la retirada de Tzáhal del Líbano en una sola noche.

Rabín liberó 1.150 terroristas a cambio de la devolución de Yosef Grof, Jezi Shai y Nisim Salem en la negociación recordada con oprobio como "negociación Jibril". Un día antes de la misma se realizó en su despacho un encuentro con la "Comisión de Editores" Y si la memoria no me falla, fue el editor de "Haaretz" Gershom Shoken quien preguntó si entre los liberados hay también algunos "con sangre en las manos".

La respuesta de Rabín fue incontrovertible: No. Hasta el día de hoy no tengo claro si nos confundió a propósito, o no resistió la presión y aceptó a último momento liberar a los más grandes criminales. Con el correr del tiempo, Rabín confesó no haber podido enfrentar la mirada y la presión de Miriam Grof. De cualquier manera, dicha negociación, que conmocionó al país, puso al descubierto nuestro talón de Aquiles. En lo que respecta a Hamás: Cuando llegó a la conclusión que no podía derrotarnos, convirtió el secuestro en su arma atómica.

El abajo firmante, como parte de todo el pueblo de Israel, cambió su opinión en reiteradas oportunidades en el caso de Gilad Shalit. Una vez escribí "No a cualquier precio" y otra "A cualquier precio". Este dilema no sólo hostigó al pueblo, sino que originó un problema cuyo final es sabido de antemano. No importa si se crearán comisiones que decidan que "de aquí en adelante sólo será uno por uno"; y no estoy seguro que este drama no vuelva a repetirse. Si la negociación es tan exitosa y el pueblo de Israel se emociona tanto, porque no podrá volver a ocurrir en el futuro.

Contrariamente a la reacción furiosa del público por la liberación de terroristas al por mayor en el pasado, en esta ocasión la decisión se recibió con comprensión, incluso con alegría. Primeramente por la personalidad de Shalit que aparece en todas las fotos como un nene de mamá. Segundo, debido a la acción desarrollada por la familia. En manifestaciones silenciosas conquistaron el corazón del público. No hubo padre en el país que no se preguntó, qué hubiera sucedido si su hijo fuera quien estaría cautivo en la oscuridad de un sótano cinco años. No hubo persona que no se alegró por la familia, pero también que no haya quedado preocupado de cómo un ejército tan poderoso y medios de información tan avanzados no consiguieron descubrir el lugar donde estaba prisionero.

Bibi adoptó una decisión que maduró en el gobierno anterior, movilizó a la mayoría y se ocupó de potenciar justicieramente su participación en aceptar el canje. Su esposa Sara fue la primera que telefoneó a la madre de Shalit en la carpa de protesta para anunciarle que su hijo estaba al borde de ser liberado.

Posiblemente, se podía haber negociado en condiciones similares también en la época del primer ministro que lo antecedió. Pero, contrariamente al pasado, ahora los medios de información se mostraron a favor. El hecho de que tuviera lugar durante su cadencia y la osadía de liberar a cientos de asesinos, con el respaldo de los organismos de seguridad, le agrega un punto a su favor.

¿Acaso esto convierte a Netanyahu en un líder que conducirá a la paz? Las malas lenguas dirán que Bibi se rindió a la presión a la que no claudicaron sus antecesores. Bibi no se rindió; al contrario, se ganó un cupón para fortalecer su posición política y personal. Resulta mucho más fácil para él liberar a Shalit que renunicar a territorios para conseguir la paz.

Un acto de liderazgo no convierte a Bibi en líder. No debemos olvidar que la dirigencia de Hamás se encontraba en enormes dificultades debido a la presión de cientos de familias por liberar a sus parientes que permanecían en las cárceles por años.

Lo que sí vimos en las tratativas es que Egipto y Turquía no se perdieron cuando se los necesita.

La liberación de Shalit por sí sola no convierte a Netanyahu en un líder. Bibi será considerado un verdadero estadista el día que acepte que decisivas concesiones no se hacen sólo por un solo soldado, sino por un acuerdo de paz con fronteras seguras para todo el pueblo.

Y él todavía no llegó a eso.

Fuente: Haaretz - 23.10.11
Traducción: Lea Dassa para Argentina.co.il